Era la materia más difícil de superar. Hacía muchos años que venía reprobándola y que era el último pasito que le faltaba para egresarse en la Primera Nacional. Costó, sufrió y padeció durante este tiempo pero, después de mucho estudiar, Sarmiento logró sacarse la espina que tenía clavada: dejó atrás las tres finales perdidas en los últimos tiempos, venció por penales a Estudiantes de Río Cuarto luego de igualar 1-1 en los 90 minutos y se quedo con el primer ascenso a la Liga Profesional. ¡Qué maestros!
Desde el descenso de 2017, en Junín se mentalizaron en subir lo antes posible. Por eso, contrataron al experimentado Iván Delfino y armaron a un equipo competitivo para abandonar la Primera Nacional. A partir de ahí, el Verde siempre peleó todos los campeonatos, aunque nunca pudo subir de categoría. En 2018, cayó en la final de Reducido frente a San Martín de Tucumán. Un año más tarde, luchó en un mano a mano con Arsenal durante todo el torneo y tropezó en el desempate. Y como si fuera poco, en la definición de los playoff volvió a caer. ¿Cómo? Por penales contra Central Córdoba (SdE).
Todos querían que la cuarta sea la vencida. Y lo fue. Pero antes de llegar al atajadón de Manuel Vicentini para desatar el delirio en cancha de Unión, Sarmiento tuvo que sufrir. Porque el León arrancó con todo y abrió el partido en un primer tiempo que estuvo cerca de noquear a su rival. Sin embargo, el hambre de gloria hizo capaz que el Verde se despierte en el segundo tiempo y reaccione para alcanzar el 1-1 y llegar a los penales.
El recuerdo de la definición con los de Santiago del Estero estaba fresco. Pero en este caso, el equipo ya había madurado, aprendió de sus errores y se apoyó en Vicentini para dejar de comer el barro y levantarse. Un premio para un grupo de jugadores que nunca se rindió y que siguió luchando. ¡Felicidades!
Fuente: Olé
