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Un arquero podría convertirse en el más viejo en jugar un mundial

Se trata de Essam El Hadary, arquero de la selección de Egipto, quien podría jugar el Mundial de Rusia a los 45 años.

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07-04-2018 15:53

Se compró una casa al lado del estadio para descansar mejor. La Policía lo para para pedirle autógrafos. Buffon, Casillas y Drogba lo adoran. Conocé a Essam El Hadary, el arquero de Egipto que puede convertirse en el jugador más longevo en jugar un Mundial.

Es capaz de parar hasta el tráfico. Según le contó hace diez años al diario suizo Blick, los policías de El Cairo detenían el tránsito no sólo para controlar su registro y cédula verde: también para "asegurarse un autógrafo". Essam El Hadary es una celebridad en Egipto. Por derecho de antigüedad, aún más que Mohamed Salah. Eso es mucho decir. El arquero de la selección que dirige Héctor Cúper está en las puertas de romper un record FIFA y de alcanzar su sueño. Todo a la vez. Uno de los héroes de la clasificación a Rusia 2018 se convertirá, si es convocado, en el jugador más longevo en participar de una Copa del Mundo: tendrá 45 años y cinco meses, superando la marca de Faryd Mondragón en Brasil 2014 (43 años y tres días). Y, al mismo tiempo, cumplirá con el deseo de su papá -y el suyo-: jugar un Mundial.

El Hadary nació en 1973. Fue nueve meses antes de la Guerra de Yom Kipur. Apenas gateaba en Damietta cuando se desarrolló el conflicto bélico de 19 días entre Egipto y Siria contra Israel. En la ciudad ubicada en el delta del Nilo también hizo su estreno en Primera, vistiendo el buzo de Damietta Sporting Club, que actualmente milita en segunda división. Essam rápidamentecomenzó a ser seguido por los seleccionadores de Egipto, que lo citaron para los All-Africa Games que ganaría en 1995. Su estreno en la selección mayor se daría el 26 de marzo de 1996, un año antes de que nacieran su hija y Ramadan Sobhi, atacante del Stoke City y compañero de El Hadary en el combinado nacional. En 1998 alzó su primer título con Egipto, la primera de las cuatro Copas Africana de Naciones que alzaría con el seleccionado (2006, 2008 y 2010). A esas alturas ya integraba el staff del Al-Ahly SC, donde jugó 412 partidos, ganó 26 títulos y, además, donde convirtió un golazo desde más de 50 metros en 2002, a los Kaiser Chiefs de Sudáfrica (Supercopa de África de 2002).

Tales éxitos lo llevaron a ser considerado un prócer de uno de los equipos más importantes de Egipto. Era capaz de hacer cualquier cosa. Desde jugar en Wadi Degla, el archirrival del club en el que es un ídolo, hasta de desafiar las reglas del Islam llegando a lucir en su uniforme el logo de una firma de vinos, algo que puede considerarse una osadía en un país musulmán. Sin embargo, sus convicciones religiosas son claras: se ha fotografiado durante la peregrinación a La Meca. Políticamente también supo marcar su postura durante la Primavera Árabe, cuando se declaró activista de la revolución pero también "apoyando a Hosni Mubarak", el ex presidente egipcio derrocado en 2011 luego de 30 años de mandato. Sí, El Hadary hizo de todo, menos jugar una Copa del Mundo. Pero ahora está cerca de hacerlo. ¿Cómo?

Porque su profesionalismo es extremo: le dedica cinco horas diarias a su entrenamiento físico y sigue una dieta rigurosa. Nada le impide desviarse de su meta: el Mundial. Incluso, cuando todavía jugaba en el Wadi (actualmente milita en el Al Taawon de Arabia) llegó a comprarse una casa al lado del estadio sólo para descansar después de los entrenamientos, evitando así manejar una hora en el agitado tráfico de El Cairo. Sin embargo, a pesar de todo su esfuerzo, del reconocimiento internacional (Drogba lo considera su mejor oponente; Buffon e Iker Casillas tienen una gran relación con él) incluso después de una carrera en la que ganó más de 30 títulos, fue una lesión ajena la que le permitió volver a los planos internacionales con Egipto.

Fuente: Diario Olé

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