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Qué fue de la vida de Mario Gómez, el DT que logró la mejor campaña del "Lobo" en Primera

Desde Indonesia, cuenta su experiencia en grandes equipos como ayudante de campo de Héctor Cúper y las diferencias del fútbol asiático con el del resto del mundo.

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27-03-2021 10:39

Roberto Mario Gómez tuvo una corta carrera como futbolista. Debutó como lateral derecho en Kimberley de Mar del Plata en 1979. Después de destacarse en el equipo de su ciudad, se trasladó a Buenos Aires para ser dirigido por Carlos Timoteo Griguol en Ferro, club en el que se metió en el corazón de los hinchas. Jugó durante siete años y conquistó los dos únicos títulos de Primera División (Nacional de 1982 y 1984). Producto de una lesión de cadera, colgó los botines a sus 32 años y se retiró en 1989 para dar comienzo a nuevas aventuras como director técnico.

El marplatense arrancó su etapa de entrenador en las divisiones inferiores de Lanús. Luego, tomó las riendas de los equipos de Primera de Gimnasia La Plata, Gimnasia de Jujuy, Quilmes, Belgrano, Atlético Tucumán y el Verdolaga. Tras esas experiencias, pegó el salto a España para ser ayudante de campo de Héctor Cúper en el Mallorca y en el Valencia, y recalar, posteriormente, en el Inter de Italia. El destino lo llevó en 2014 hacia Asia y ahí se estableció como director técnico en Hong Kong, Malasia e Indonesia, donde actualmente es el entrenador del Arema FC.

El “Cura” Gómez es un trotamundos que disfruta de trabajar en cualquier parte del planeta aunque, ss de Ferro se trata, volvería corriendo hacia la Argentina para comandar al conjunto de caballito: “Si me llaman de Ferro vuelvo a dirigir a la Argentina. Es una parte muy importante de mi vida. Si fuese por mi familia, salgo corriendo para allá”, remarcó el hombre de 64 años.

En diálogo con Infobae desde su casa en la Isla de Borneo (Indonesia), Gómez contó cómo pasa su vida en ese lugar exótico. Además, reveló detalles de la pasión de los asiáticos por el fútbol, el folclore que se vive en los estadios, la violencia que existe en el clásico más importante del país al nivel de un Boca-River y su cuenta pendiente como entrenador.

-¿Cómo es dirigir en Asia?

-Hace 7 años me vine para este continente. Arranqué en Hong Hong. En mayo de 2015 me fui al Johor (Malasia) hasta el 2017. Se van a cumplir cuatro años que estoy en el Arema FC de Indonesia. Es un fútbol muy diferente. Hay buenos jugadores, pero no es tan profesional. Hay pasión porque mucha gente asiste a la cancha. Al asiático le gusta mucho este deporte y existen equipos muy grandes como el Persija Jakarta, Percib Bandung y Persebaya Surabaya.

-¿Qué tan apasionados son por el fútbol?

-Muy apasionados. Cuando estuve en Bandung en el 2018, el equipo llevaba 60 mil hinchas al estadio por partido. También iban de visitante. En Indonesia son 270 millones de habitantes. El fútbol gusta mucho. No hay un cierto orden en cuanto a la programación, pero la idea es ir mejorando en ese aspecto. Es un fútbol que podría estar en ascenso y con los años creo que será mucho mejor. Necesita un orden en la programación y trabajo en las divisiones inferiores que no poseen. Los clubes no tienen campos de entrenamientos, cada uno entrena en su estadio.

-¿Cómo es el folclore en las tribunas durante los partidos?

-El folclore es igualito al de Argentina. Alientan continuamente de local y de visitante. Cantan y observan el partido parados. Los equipos grandes llevan mucha gente porque tienen hinchas distribuidos por diferentes zonas del país.

-¿Existe la violencia en las canchas?

-Me sorprendió la violencia que existe en los clásicos entre el Persib Bandung y el Persib Jaharta, el equipo de la capital. Son terribles, al mismo nivel que un Boca-River. Una vez tuve que ingresar con un auto blindado de la policía al estadio porque te tiran de todo por la rivalidad que hay. Me tiraron piedras, palos. Había muchos efectivos de la policía en el lugar. Es terrible el grado de violencia que se vive en el fútbol, tanto de local como de visitante. La federación local está trabajando al respecto para que se convierta en una verdadera fiesta y deje de ser un problema.

-¿Cómo se dio su llegada al fútbol de Indonesia?

-Había terminado de dirigir al Johor en el 2017. Un año más tarde, Fernando Tito Soler, a quien tuve como jugador en Lanús, me hizo el nexo con la dirigencia del Arema FC. Nos contrataron como cuerpo técnico. A mí como entrenador y a él como ayudante de campo.

-¿De qué manera se comunica con sus jugadores?

-Habló en inglés. La mayoría conoce este idioma y hay otros que hablan Bahasa, que es el nativo. Yo con los años debería haber aprendido el idioma local, pero preferí perfeccionarme en el inglés. Nunca se me dio por hacer un curso de Bahasa. Entiendo algunas palabras, pero es la deuda que tengo, quiero aprenderlo bien este año. Cuando doy la charla técnica, tenemos un asistente que va traduciendo al dialecto local.

-¿Le costó identificar a sus propios jugadores?

-Sí, al principio me costó mucho. Donde se me complicó fue en el South China (Hong Hong) por las facciones de cada jugador. Por los nombres, también. No recordaba cómo se llamaban y los decía mal. Me acuerdo que mis asistentes me corregían. No sabía pronunciar bien los nombres. Al inicio fue muy complicado. Me llevó un tiempo identificarlos, pero pude hacerlo al final.

-Hace 7 años que trabaja entre Hong Kong, Malasia e Indonesia. ¿Qué lo seduce de vivir en Asia?

-La filosofía de la gente. Es bastante tranquila y agradable. Respetan mucho a las personas mayores. No solamente en el fútbol, sino en todos los ámbitos de la vida. La gente es simple. Se vive bien económicamente. Sí uno tiene un buen trabajo, vive cómodo. El clima depende de las ciudades. En la Isla de Borneo, donde resido, el clima es cálido todo el año porque hay mucha selva y es caluroso. Además, tiene otras islas muy lindas como la de Bali, que es preciosa. Es un paraíso para poder vivir bien.

-¿Qué experiencia le deja convivir en una cultura distinta a la de Argentina?

-Sus formas de vivir. En Indonesia la gente no va detrás de la plata. No está desesperada por el dinero. Son personas simples. Tienen una casa normal y no buscan extravagancias. No le dan importancia al lujo. Viven a su manera. Acá lo importante es la familia, las relaciones y las amistades. No corren detrás del dinero. Esas cosas me gustan mucho de este país. A los occidentales nos cuesta adaptarnos a esa cultura. Ellos son así. Vas por la calle y la gente te saluda, sin conocerte. En Bali la mayoría de los locales son hinduistas y budistas, tienen otra manera de tratarte, más allá de que seas extranjero.

-¿Cómo se maneja con la comida?

-Se come mucho pescado, arroz y fideos. También vegetales. Igualmente, encontrás lugares donde venden carnes y pizzas. Cuando estuve en Bandung pude comer de todo. Pero a esta altura, me acostumbré a comer más arroz, pescado y vegetales.

-¿Cómo logró hacer pie como entrenador en ese continente?

-Con los resultados, me fue muy bien. En Hong Kong y en Malasia me tocó ganar la mayoría de los partidos. Perdimos pocos encuentros. Cuando estuve dos años en Johor ganamos dos campeonatos, dos copas locales y la FC, que es como la Europa League. Logré títulos muy importantes que me permitieron mantener mi trabajo.

-¿Le costó adaptarse al cambio?

-Sí, bastante, tuve que cambiar el chip. Venía de un futbol profesional (su último club en Sudamérica fue el Deportivo Cuenca de Ecuador) y aquí los jugadores no son tan profesionales. Trabajan bien pero tienen ciertas cosas en cuanto a trabajar las pelotas paradas. No la practican como en Europa o en Sudamérica, lo toman con mucha tranquilidad. Pero si no me adaptaba, era muy difícil poder seguir trabajando acá. Entonces, tuve que hacerlo.

-¿Qué fue lo que más le costó asimilar desde que llegó a dirigir a Asia?

-La base técnica que tienen los jugadores es muy pobre porque no tienen trabajos en las divisiones inferiores. Además, no existen los campos de entrenamientos. Entonces, es difícil que puedan crecer sin tener las herramientas necesarias. La primera división no tiene un lugar fijo donde entrenarse. Si no lo hace en su propio estadio, tiene que salir a buscar una cancha.

-¿Conocen el fútbol argentino?

-No mucho, no televisan esos partidos acá, pero sí los de Europa. También transmiten los de la liga de China y de Australia. Pero sí conocen a Lionel Messi y a Diego Maradona. Son los dos primeros que te nombran cuando hablás de nuestro país.

-¿Extraña dirigir en la Argentina?

-Extraño a mi familia, a mis amigos, a mis hijos y a mis perros. Pero después voy a la Argentina y, con todos los problemas económicos que hay, no tengo ganas de quedarme. Es complicado. Allá cada vez está peor y no mejora. Cuando leo las noticias, es terrible lo que está pasando. Especialmente la situación económica de la mayoría de la gente. Indonesia tiene 270 millones de habitantes, pero en cuanto a la inseguridad se está mucho mejor. Acá uno puede ir a un banco a pedir un préstamo para comprarte una casa y te lo dan al 5 por ciento de interés anual como pasa en Europa. ¿Lo pueden hacer en Indonesia y no en Argentina? Hace más de 20 años que pasa en nuestra tierra. No podés sacar un préstamo para comprarte un departamento si estás trabajando. En Asia, tranquilamente lo puede hacer cualquier persona sin ningún problema.

-¿Le gustaría volver a entrenar en el fútbol argentino?

-Aún no recibí propuestas, pero me gustaría dirigir en la Argentina. Hoy las posibilidades las tengo acá. Entonces, mientras no tenga una buena propuesta de algún equipo argentino me voy a mantener en Indonesia.

-¿Si le llega una propuesta de Ferro vuelve a la Argentina?

-Sí, si me llaman de Ferro vuelvo a dirigir a la Argentina. Tendría que analizar la propuesta, pero si fuese por mi familia salgo corriendo para allá. Ferro es una parte muy importante de mi vida. Jugué mucho tiempo allí (desde 1980 al 87) y después fui ayudante de campo de Carlos Griguol. Con él aprendí muchísimo. Después, trabajé en las divisiones inferiores de Lanús.

-¿Qué enseñanza le dejó Griguol?

-No solamente de fútbol, sino de la vida misma. Era una persona simple. Siempre decía que la carrera del jugador es corta y la plata que uno podía ganar había que cuidarla para la familia y el futuro. Carlos siempre me remarcaba: “No te voy a enseñar nada. Vos tenés que tomar lo que más te guste”.

-Entonces, ¿qué fue lo que tomó?

-La simpleza que tenía para explicar las cosas. Era simple, sencillo. No daba vueltas. Además, de muchos trabajos y la forma de manejar los grupos. Eso es importantísimo para poder formar buenos grupos y tener buenas relaciones con los jugadores.

-Fue ayudante de campo de Héctor Cúper. ¿Qué aprendió de él?

-Tuve la posibilidad de trabajar en uno de los mejores equipos del mundo, en el Inter de Italia (2001/3). Tiene una manera especial de trabajar sobre todo en los equipos de élite. No es fácil comandar un plantel plagado de figuras y manejar los egos en el día a día. Es de lo más difícil.

-¿Qué recuerda de ese plantel de estrellas?

-Fue uno de los mayores aprendizajes que tuve por la cantidad y calidad de jugadores que me tocó tratar. Había muchos argentinos además de Ronaldo, Christian Vieri, Álvaro Recoba, Marco Materazzi, Francesco Toldo, Fabio Cannavaro. Uno hace la cuenta donde estuvo cuando ya no está y todo parece simple, pero no lo es. Fue un club impresionante en el mejor momento de su historia. Económicamente, la institución italiana estaba muy bien y por eso había tantas figuras, como Crespo y Batistuta juntos. Un club extraordinario. Perdimos el campeonato del primer año, pero después disputamos una semifinal de Champions League frente al Milan.

-¿Qué imagen le dejó Ronaldo?

-Un jugador bárbaro. Él venía de una operación en una de sus rodillas. Cuando se recuperó lo tuvimos un tiempo jugando. Me acuerdo de que yo tenía 45 años y me prendía en los picados durante los entrenamientos. Era imposible marcarlo, una velocidad única. Recuerdo que siempre me decía: “Yo defino de punta cuando viene la pelota complicada”. Y se mataba de risa con los arqueros, especialmente con Alberto Fontana. Todos los disparos terminaban en goles. Siempre buscaba definir de puntín. Un jugador distinto.

-¿Estuvo Batistuta en ese plantel?

-Sí, claro. Él iba a jugar la semifinal de la Champions League ante el Milán y se lesionó. Se lastimó uno de sus tobillos. También, se nos lesionó Cristian Vieri. Ambos iban a ser titulares en ese momento, pero fueron bajas por lesiones.

-¿Le queda algún objetivo para agregar a su carrera como técnico?

-Me gustaría poder dirigir una selección, ya sea en Asia o en otra parte del mundo. He disputado la Champions League de Europa y la Europa League con el Inter y la FC de Asia con el Johor. Me gustaría jugar la Champions League de Asia con algún equipo local. Tuve la chance de dirigir el seleccionado de Malasia, pero al final no llegamos a un acuerdo con la federación local.

Fuente: Infobae

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