Germán Maccagno

El ADN en juego

Seguimos escuchando en estos días multitud de argumentos en pro y en contra del aborto.Muchos afirman que los católicos no podemos hablar porque hablamos desde la fe.El tema no es una cuestión de fe sino de razón natural. No es un tema religioso, sino científico, legal y de sentido común.La ciencia afirma que desde el mismo instante de la concepción , cuando el óvulo es traspasado por el espermatozoide, hay vida humana.Lo que ha sido concebido como humano no puede nacer como elefante.No podemos hacer la comparación con la semilla, porque la semilla necesita ser plantada para desarrollarse. En el caso de la concepción humana la semilla ya está plantada en el mismo momento en que se produce la concepción.La ciencia afirma que el proceso que comienza con la concepción es un proceso irreversible.Por tanto, hablar de “interrupción” del embarazo es una mentirosa forma de hablar porque no se interrumpe nada, sino que se anula un proceso. Interrumpir sería como pausar para luego reanudar el “play”. Aquí no se reanuda, se anula.El ADN que marcará la identidad de la persona a lo largo de toda su vida ya está presente en ese óvulo fecundado. Y es el ADN de una persona nueva, distinta del padre y de la madre.Ese ser humano no es parte de la madre sino que está en el seno de su madre.Hablar de aborto es hablar de una situación límite horrorosa .No juzgamos a nadie, pero el hecho como tal es monstruoso. Los que han visto abortos ( como lo ha señalado el Dr. Abel Albino en Diputados - se puede encontrar su intervención en Internet-) saben que dicha intervención se realiza despedazando un niño.El primer derecho es el derecho a la vida. Y la legislación debe educar al pueblo para defender valores.Una ley que despenalice el aborto es una ley que le dice a la sociedad que da lo mismo matar que no hacerlo. Vamos a caer en la contradicción de penalizar al que mata a un niño en la vía pública y despenalizar a uno que lo mata en el seno de la madre.No podemos confundir penalizar con judicializar. Cuando alguien comete un ilícito va a juicio y en el juicio ven los jueces las causales, las circunstancias, los motivos de la acción cometida. Sabemos por experiencia que no todos los  ladrones son igualmente penalizados. Pero no podemos caer en la contradicción de decir que no se penalice el robo porque el que robó es un pobre hombre que no sabía lo que hacía.Las leyes son educativas y deben guiar la conducta de la sociedad.Dicen que hay muchos abortos y mujeres que mueren porque los realizan clandestinamente.También debemos decir que hay muchos robos y que se realizan clandestinamente. Nadie que robe dirá que está robando. Hay robos a mano armada y robos que se realizan con saco y corbata o con un vestido fino. Hay motochorros que mueren a manos de la policía y otros que roban con guante blanco porque tienen plata y hacen lo que quieren.Esta constatación no creo que lleve a ningún diputado a decir que hay que despenalizar el robo.La clandestinidad seguirá existiendo porque el que sabe que obra mal lo hace a escondidas.Comprendemos el sufrimiento de muchas mujeres que quedan embarazadas sin quererlo o sin saberlo. Pero la solución adecuada no es proponerles que se deshagan de su bebé, sino ayudar aque vivan los dos: el hijo y la madre. No es despenalizando el aborto que vamos a solucionar el problema, sino conteniendo a las familias, a los jóvenes y adolescentes, para que no se realicetamaña violación al derecho más elemental, el derecho a la vida.En vez de despenalizar el aborto hay que invertir en educación para el amor, a fin de que los jóvenes sean responsables y respetuosos en el uso de su capacidad sexual y reproductiva.En todo este tema hay que poner la cabeza sobre los argumentos y no sobre los sentimientos.Nuestra sociedad necesita leyes que protejan la vida y no leyes que favorezcan la muerte.Además, no se puede obligar a los médicos a practicar algo en contra de su juramento hipocrático que es el de defender siempre la vida. Nada se dice en la ley sobre la objeción de conciencia.Dios nos guarde y nos ayude a ser lúcidos como pueblo y como gobernantes.Que los diputados escuchen la voz de Dios en sus conciencias y la voz de los que no tienen voz porque todavía no han nacido y están en el seno de sus madres.Que los diputados den gracias a sus madres por haber nacido...quizá algunos de ellos no hubieran visto la luz.Los católicos, elevemos nuestras oraciones a Dios para que ilumine a los que legislan en nuestra patria.Dios guarde a la Argentina!!! Y María de Luján , que dio a luz a Jesús, proteja a nuestras familias y a las que están esperando un hijo.

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20-05-2018 20:48