Los devotos de la Virgen y el Señor del Milagro recorren la Ruta Nacional 34 en Jujuy para llegar a la provincia de Salta, por eso, la Secretaría de Seguridad Vial solicitó precaución a los conductores que recorren la zona, para evitar incidentes.
“Peregrinos se encuentran recorriendo por la banquina de Ruta Nacional N° 34 a pie, tienen programado llegar hasta Fraile Pintado y hacer una parada, para luego dirigirse hacia la localidad de Chalicán donde pernoctarán”, precisaron desde el organismo.
“Se recomienda a los conductores que transiten por la ruta en sentido norte/sur que lo hagan con máxima precaución, respetando las normas de tránsito, especialmente de velocidades, manteniendo la distancia apropiada de frenado y las indicaciones del personal de Seguridad Vial y otros organismos de seguridad”, plantearon.
FIESTA DEL MILAGRO
A partir del 1º de septiembre comienzan las peregrinaciones y el Triduo Solemne se realiza los días 13, 14 y 15, culminando este último día con la procesión y renovación del Pacto de Fidelidad, convocando año a año a más de 800.000 personas.
LA HISTORIA
Dice la tradición que el dominico fray Francisco Victoria envió desde España un santo Cristo, como obsequio a la iglesia de Salta. La imagen llegó flotando en un cajón al puerto de El Callao, Perú, junto a otro que contenía la imagen de la Virgen del Rosario.
En el puerto de El Callao acontece el primer prodigio: la gente de la ciudad divisa los cajones flotando sobre las aguas y encuentra las dos imágenes. Nunca se supo del navío, ni de la tripulación que los traían. Cuando la comitiva llegó a Salta, se ubicó la imagen del Cristo en el Altar de las Ánimas. Pasaron 100 años y el Cristo quedó completamente en el olvido. En septiembre de 1692 comenzaron los terremotos, la ciudad de Esteco quedó destruida; pero fueron evidentes los signos de protección para la ciudad de Salta. La gente desolada se dirigió hacia la plaza y quienes entraron en el tabernáculo pudieron observar la imagen de la Virgen caída de su hornacina, en actitud suplicante.
En ese momento, el padre José Carrión sintió una voz que le decía que mientras no sacasen en procesión al Santo Cristo abandonado, no cesarían los terremotos. Con dificultad bajaron la imagen y las campanas llamaron a la primera procesión en donde una multitud clamó misericordia, y acabaron los temblores. Entre aquellos primeros hombres y mujeres, y el Cristo y la Virgen se selló el Pacto de Fidelidad; un pacto que año tras año renovamos. Los pobladores del interior de la provincia llegan a pie en procesión desde sus lejanos lugares de origen, trayendo sus imágenes para participar. El Cristo y la Virgen, luego de la renovación del Pacto de Fidelidad, regresan a la Catedral, y antes de entrar una lluvia de pétalos de claveles rojos, blancos y rosados cae desde el campanario al compás del repique de campanas y los pañuelos blancos de los fieles las despiden.