Desde el 6 de agosto cuando la Asociación de Docentes e Investigadores de la Universidad Nacional de Jujuy (Adiunju) decidió no iniciar el segundo cuatrimestre ya trascurrieron cinco semanas de paro y medidas de fuerza que se extendieron por distintos puntos de la provincia.
Los principales puntos del conflicto tienen que ver con el recorte presupuestario que impide que las unidades académicas continúen con los proyectos que llevaban a cabo o que tenían pensado ejecutar. El ajuste en la universidad, sostienen desde el sector, afecta a la infraestructura edilicia, pero también a la continuidad de proyectos de investigación y extensión académica.
Además, el sector docente nucleado en Adiunju se encuentra en lucha por aumento salarial y este martes volvió a rechazar la última oferta salarial del gobierno nacional que consistía en un aumento del 24% para el profesor titular, hasta un 26% para el ayudante de primera y 25% para los preuniversitarios.
También el sector estudiantil se sumó activamente al conflicto y desde hace algunas semanas radicalizaron las medidas, incluso, el miércoles 29 de agosto, los alumnos de la Facultad de Humanidades decidieron tomar el edificio ubicado en calle Otero de la capital jujeña.
Además, durante los días que trascurren sin que se solucione el conflicto se multiplican las asambleas por carreras en las distintas sedes de la Unju tanto en capital como en el interior. También se visibiliza la situación con clases públicas que se desarrollan en plena calle o en las plazas.
El próximo viernes será un día clave en el conflicto universitario ya que Conadu Histórica, federación que nuclea a Adiunju, se reunirá en un congreso para analizar la última propuesta salarial del gobierno nacional y decidirá sobre la continuidad de las medidas de fuerza.
