En abril de 2000, el siglo XXI recién comenzaba pero aún algunos pensamientos de la Edad Media seguían vigentes en las instituciones educativas. María Fernanda Alloi tenía 17 años y como toda chica formoseña de su edad soñaba con terminar 5º año y celebrarlo con una gran fiesta. No iría a San Carlos de Bariloche por una razón de fuerza mayor: cuando sus compañeras viajaban estaría dando a luz a su primera hija a la que llamó Martina.
Tenía un novio, Juan, que estudiaba en la Universidad de Buenos Aires y tras la noticia inesperada planearon una vida juntos. Para concretarla debían terminar sus carreras. Él en la facultad porteña y ella en el Instituto Santa Isabel de su ciudad con todas sus amigas. El proyecto se vio inesperadamente frustrado.
Es que las autoridades de la escuela a la que concurría la joven madre no la matricularon por su estado. Sus padres José Luis Alloi y Viviana Mastropaolo llegaron hasta el obispo formoseño para que le permitieran a ella cumplir su sueño de egresar con sus pares de toda la vida. Al final, Fernanda pudo entrar al colegio y hasta hubo una Ley (la 25,584) que impide que haya un nuevo caso como el de ella.
A 17 años del hecho, la noticia se viralizó en Twitter por una testigo en directo de la situación. Se trata de una tuitera llamada Flor @formosenia que contó con sus palabras lo vivido.
TwitterLo increíble es que una de las que respondió es Martina Alloi. ¿Quién sería? Una protagonista central: la hija de Fernanda que nació hace casi 18 años.
TwitterLo curioso, y lamentable, es que en esa escuela católica aún no permiten matricular a alguien con ese apellido. A casi 20 años, pareciera que a ese establecimiento no llegaron todos los avances de esta época como Internet y las redes sociales sino que siguen arcaicos y vetustos como si fueran un antiguo telégrafo.