La belleza y el encanto que envuelve Jujuy es algo difícil de explicar, somos poseedores de lugares plenos de naturaleza donde soñar con el encuentro del amor entre notas musicalesy en aparente armonía difundidas a través de radios y redes dibujando canciones de moda de la hermosa Fiesta Nacional de los estudiantes.
Aquí en Jujuy, en este mes todos los habitantes nos sentimos más buenos, más plenos, más puros y es que la naturaleza nos convoca a ser parte del renacimiento de la vida, de la naturaleza y el amor.
Decimos Jujuy y nos vienen a la mente puna, valles y quebradas donde brotan la savia y la belleza de la madre tierra a pleno junto a las flores de los cardones que inundan con colores los grises de la vida.
Jujuy, tierra de misterio, donde la primavera llega para quedarse cada septiembre mientras se escuchan voces, murmullos alegres y gritos juveniles en los canchones de los innumerables colegios de nuestra ciudad.
Jujuy en septiembre es tierra de niñas preciosas que desfilan exponiendo su inocente belleza, donde el aire se combina con el arte de construir carrozas para luego desfilar imponentes, soberbias y orgullosas ante un público que agradece con aplausos y cánticos.
Las carrozas, maravillosas obras de arte que son el misterioso producto final de las manos laboriosas de familias estudiantiles abocadas a la confección de flores entretejidas de sueños y realidades, de vida y luces que en los colegios iluminarán esos mamelucos desgastados de los carroceros que cada septiembre toman la vida a borbotones y con el apresuramiento lógico de esa edad temprana donde la utopía e ideales son la moneda corriente de nuestra juventud jujeña.
En Jujuy la primavera llega para recordarnos que en nuestro corazón puede resurgir la fuerza y el amor para comenzar de nuevo, levantarnos si nos caímos y saber que pese a soportar innumerables tormentas en nuestra vida salimos siempre adelante, renacemos victoriosos, renacemos y exclamamos “¡Es tiempo de primavera, renacemos en Jujuy!
