Estamos a las puertas de la celebración pascual que es la celebración más importante del año litúrgico. La Semana Santa la tenemos que vivir como “tiempo de Dios”, como ocasión propicia para volver a lo fundamental.
Si decimos “semana”, se entiende que son siete días pero muchos viven sólo el viernes santo y se quedan tranquilos porque ya “cumplieron” con Semana Santa.
Tenemos que vivir toda esa semana intensamente, rezando, contemplando el amor de Dios, reconciliándonos por el Sacramento de la confesión , comulgando.
El Triduo pascual lo debemos vivir con mucha alegría y con una presencia atenta a lo que se celebra en esos tres días.
*Jueves Santo: nos concentraremos en la Eucaristía, el sacerdocio y el lavatorio de los pies: Misa, sacerdocio y servicio, tres cosas fundamentales en la vida cristiana.
*Viernes Santo: escucharemos la lectura de la Pasión y realizaremos la adoración de la Cruz ; es lo más importante del Viernes Santo. Es bueno que hagamos el Via Crucis, pero es mucho mejor que participemos también de la adoración de la Cruz.
*Sábado Santo: celebraremos la Vigilia Pascual, la celebración más importante del año. Todavía no hemos tomado conciencia de que la vigilia pascual es la celebración más importante del año. El cristiano que no participa de la Vigilia Pascual se pierde lo central de la Pascua, la renovación de su bautismo , la experiencia de Cristo Resucitado, la experiencia de una presencia especial de Dios en esa noche.
Nos preparemos para que la Pascua de este año sea realmente eso: PASCUA, paso a una vida nueva llena de la alegría del Señor.
