No puedo dejar de pensar en los abrazos pendientes, esos que se fugaron en las esquinas de la pandemia, no puedo dejar de pensar en las palabras silenciadas por la distancia de un tiempo incierto y lejano.
Luego de abrir los ojos, encender la radio en mi dial favorito, decido romper la cerradura de la puerta de mi alma, correr las cortinas para que los rayos de sol ingresen abrazando mis sentidos adormecidos de tanta cuarentena.
Así es que te invito a quitar los cerrojos, desafiar lo negativo de la vida, poner fuerzas en cada despertar para vivir sintiendo el presente y dejando atrás el pasado que solo miraremos unos segundos para traer a la memoria lo aprendido.
Cada comienzo es reafirmar que estamos vivos y despiertos aunque muchas veces nos duela el alma. Recordemos que todos los días hay gente que se levanta y no se rinde, que las sonrisas logran traspasar los barbijos y las almas recuperan los tiempos de los abrazos perdidos.
Somos seres que superamos las dificultades, que corremos los escombros para ver la construcción de una nueva sociedad, más amable, más amorosa y menos individualista. Somos seres humanos en crisis, en crecimiento y en avance.
No importa cómo te sentís hoy, levántate, abre las ventanas, vístete para el nuevo día, arregla tu cabello, adorna tu mirada, esboza una sonrisa frente al espejo para vos, porque mereces las maravillas de la vida, porque somos lo que superamos y esta vez también vamos a salir vencedores de la vida para cantar, para reír a carcajadas, festejando con palabras sabias y amorosas, sabiendo que nuestra misión en el mundo es ser felices para alcanzar la perfección.
