Elisabeth Amat

Kusilla kusilla Pachamama

Columna de opinión de Elisabeth Amat.

ELI-AMAT-1
ELI-AMAT-1

03-08-2020 19:11

Todos, en cualquier tiempo vivido, hemos necesitado de alguien grande que nos proteja. El hombre, desde siempre, necesitó de un ser superior que le ampare, que le cuide, que amablemente le diga que es importante. Los católicos contamos con un Dios PADRE que perdona todo y a una MADRE que nos guía en el camino. Lo extraordinario en Jujuy es que a ellos se les suma la PACHAMAMA, esa madre que también protege y fecunda la vida natural, sin pelearse con ninguno anterior. Simplemente conviven, creando esa mixtura perfecta que tanto gusta al forastero. Es una integración completa que se arraiga en cada familia que tiene sus gustos y sus formas de expresión particulares.

Puedes asistir a muchos homenajes dedicados a la Madre Tierra pero en cada rincón las challadas son totalmente distintas. Como esas abuelas que cocinan como los dioses pero todas tienen esa manera particular de hacer las cosas. Será por la olla, por el fuego de la cocina, o porque ese ojo funciona distinto en San Salvador, Ledesma o Abra Pampa.

En una ocasión viví la experiencia cerca de Humahuaca, en Ucumazo. La señora Inocencia con su caminar pausado y su ponchito rojo de flores bordadas nos llevó hasta su casa. La paz había encontrado su lugar. EL viento peinaba a los sauces llorones y el cerro le prestaba sus faldas al río. Era una explosión de energías positivas donde la prisa o la angustia no tenían cabida. El olor a leña quemada, a durazno o a lana de oveja se impregnaba en la piel curtida de las mujeres que en sus movimientos lentos preparaban las ofrendas mientras susurraban por qué hacían las cosas de tal forma a ritmo de varias coplas. Aquel día, arrodillados en la boca de la PACHAMAMA, agradecimos y pedimos por los sueños más remotos que existían en el corazón.

Me imagino que este año debe haber sido muy distinto. Desde la más profunda humildad habremos pedido más protección que nunca y cosechas abundantes que, evidentemente vamos a necesitar en esta crisis mundial. Sahumaremos durante todo el mes las casas y los negocios para sacar las malas energías y así, restableceremos el equilibrio entre la naturaleza y el hombre. Seguro que tendremos muchas cosas por las que pedir, sin embargo no nos olvidemos de agradecer... porque si algo hemos aprendido en estos días, es que vivir rodeados de cerros, cielos infinitos y árboles hermosos, es verdaderamente un lujo.

Temas relacionados Elisabeth Amat Opinión