Elisabeth Amat

Quino: el arte de dibujar lo que se piensa

Admiro a la gente que sabe decir lo que piensa de forma elegante. Y Quino, no cabe la menor duda, que fue una de esas personas que logró su cometido.

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07-10-2020 18:50

Este año partieron a otra dimensión muchos grandes, sin embargo, Joaquín Salvador Lavado Tejón supo adentrarse, como nadie, en los defectos y virtudes de la humanidad. A través de sus páginas, opinó disimuladamente bajo el poncho de una pandilla de barrio extraordinaria que desde hace sesenta años nos sacan sonrisas todos los días.

Un comunicador con un toque de psicología, que con sus viñetas, consiguió que los adultos podamos psicoanalizarnos, pensar, reírnos de nosotros mismos, y enmudecer ante una realidad cruda. Críticas que parecen estar vigentes aunque pasen los años y los gobiernos en sus espaldas.

Los niños, en cambio, encuentran en Mafalda un modelo rebelde contra la autoridad doméstica, (que tampoco caduca) acompañados siempre de la maravillosa idea de cuidar al planeta. Como decía alguno de mis colegas periodistas, Mafalda intentó salvar al mundo mucho antes que Greta Thunberg, solo que con más sentido del humor.

Las preocupaciones que corroen a esa simpática niña de seis años, solemne e inconformista, siguen siendo las que nos inquietan hoy en día: la ecología, el papel de la mujer, la democracia, la paz. Estoy segura que su vigencia tiene que ver en parte con la sencillez, la austeridad de sus personajes y la ética; lección para muchos críticos actuales que piensan que el sensacionalismo barato, el insulto vulgar o la pseudoinformación son caminos seguros hacia el éxito. Quizás consigan vender mucho pero en un corto tiempo. ¡Qué lecciones las de Quino donde la sátira y la audacia se esconde tras esa apariencia de inocencia e ingenuidad! Dulce, ácido y divertido al mismo tiempo. Simplemente... un genio y además, eterno.

Quino nos captó como si hubiéramos pasado todos por su diván... Deseando romper los esquemas como Guille, soñar con Felipe y disimular la avaricia con la que nos sentimos identificados tantas veces con Miguelito. Nos seguiremos enojando con Susanita, su racismo, discriminación y machismo y por supuesto, anhelaremos la esperanza infinita de Mafalda que no baja nunca los brazos ni se desespera ante la adversidad.

Evidentemente lo vamos a extrañar, sin embrago, sus dibujos seguirán brindando clases de filosofía y de sentido común como si fuera un manual obligatorio con el que encarar, con las mejor actitud, la realidad del día a día. Quino estará en nuestra mesita de luz por los siglos de los siglos porque como las buenas canciones, no habla de temas anecdóticos o superficiales... sino de los universales... de aquellos con los que nos moriremos buscando la respuesta porque no tienen final.

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