Germán Maccagno

Apostasía

En estos días ha cobrado importancia esta palabra porque están proponiendo una “apostasía colectiva”.

21-08-2018 20:32

En primer lugar diremos lo que es “apostasía” según el derecho canónico que es el código que rige la vida de la Iglesia Católica.

Se denomina “apostasía” al “rechazo total de la fe cristiana”.(CIC 751)

Cuando decimos “fe cristiana” entendemos una persona, no sólo una doctrina , es decir, es el rechazo total de la persona de Jesucristo y de su Iglesia. Por tanto, el que hace apostasía rechaza a Jesús, no quiere saber nada con El, ni con la Iglesia.

Y ¿se puede hacer?

Definitivamente sí porque somos libres.

En tiempos de Jesús muchos quisieron irse de su lado y Jesús no se opuso, los dejó ir.

Dios respeta escandalosamente nuestra libertad hasta tal punto que podemos renegar de El.

Tampoco le resulta indiferente: Dios siempre estará dispuesto a recibir al hijo pródigo, más aún, lo estará esperando.

Habría que hacer una observación: esto no tiene nada que ver con lo económico, sino con la vivencia religiosa de la fe.

La Iglesia no se maneja con “socios” como si fuera un club, sino con “fieles”, es decir, con los que viven su fe.

Habría que preguntarse si los que hoy quieren “salir” de la Iglesia estuvieron comprometidos en algún momento.

El que ha sido bautizado ha recibido el bautismo como un don, así como se recibe la vida misma.

Nadie pidió existir. Tampoco hemos pedido tener la cara que tenemos o el ADN que nos identifica.

El Bautismo nos confiere un ADN espiritual que no puede anularse.

Lo que puedo es dejar de practicar mi fe.

Pero ésta no es una decisión como para tomarla a la ligera, porque está en juego no sólo mi vida cristiana actual, sino también la “vida eterna” que Jesús nos prometió.

Quizá los que hoy están dispuestos a renunciar a la fe cristiana tendrían que preguntarse si esa decisión la mantendrían a la hora de la muerte. O quizá también preguntarse si dejarían de ser del club de sus amores porque ande mal, perdiendo muchos partidos, por ejemplo.

¿Qué es más importante, el fútbol o la fe?

También hay que considerar que no hay “apostasía colectiva”. Puede haber un fenómeno de renuncia masiva a la fe, pero el “trámite” es personal. El que quiera renunciar a la práctica de la fe debe concurrir en primer lugar a su parroquia o al obispado, para expresar delante de algún ministro su pedido.

El tema es tan serio que merece una charla, porque muchas veces nos manejamos por prejuicios o por moda y no medimos las consecuencias de nuestras decisiones. De persistir en su negativa se hará un trámite que implica poner en el acta de bautismo la constancia de que renegó de la fe católica.

Nadie obliga a nadie, la Iglesia no impone sino que propone y quiere dialogar también con aquellos que no se sienten identificados con la Iglesia.

En todas nuestras decisiones es bueno el diálogo esclarecedor que siempre nos ayuda a pensar bien nuestras decisiones.

El tema que ligan a esta problemática es el del “sostenimiento del culto”.

Dicho sostenimiento no se refiere en primer lugar a lo económico, sino al reconocimiento que el Estado Argentino hace por lo que hizo la Iglesia para construir el país.

El tema económico en la Iglesia es un asunto que se viene trabajando largamente y que requiere una atención especializada.

Sobre lo que el Estado Argentino aporta a la Iglesia remito a un artículo de Edgardo Fretes, muy interesante, aparecido en el diario Los Andes (artículo del 19 abril de este año- losandes.com.ar)

Lo que allí queda demostrado es que la Iglesia aporta al Estado muchísimo más de lo que el Estado contribuye a la Iglesia y que lo que la Iglesia percibe es algo de lo mucho que el Estado le confiscó.

Vaya un ejemplo: el cementerio de la Recoleta se llama así porque los monjes recoletos eran dueños de ese predio, que fue confiscado por el Estado Argentino.

No hay problema en revisar esa relación económica. Lo cierto es que la Iglesia en este momento le soluciona muchos problemas al Estado donde el Estado no está presente.

Mezclar “apostasía” con relación económica entre Iglesia y Estado es un grave error, porque una cosa no tiene que ver con la otra.

En el evangelio del próximo domingo encontramos un fenómeno interesante.

Nos dice que muchos de los discípulos comenzaron a alejarse de Jesús (Jn 6,66)

Cuando Jesús le pregunta a los apóstoles si ellos también quieren irse, Pedro responde: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios».(Jn 6,68-69)

Hoy podemos responder como Pedro ...o como los discípulos que se fueron.

Temas relacionados Germán Maccagno Opinión