Hemos asistido en estos días a una lamentable decisión judicial.
Un médico ha salvado dos vidas y ha sido penalizado.
Un violador ha ultrajado a una joven y está libre de culpa y cargo, porque nadie lo ha denunciado.
Una legisladora denunció a un médico por cumplir con su deber.
Lamentablemente estamos ante el país del revés.
Desde ahora los médicos tienen que preocuparse cuando salvan vidas.
Los ingenieros tienen que preocuparse cuando un puente no se cae.
Los matemáticos tienen que preocuparse cuando enseñan que dos más dos es cuatro.
Los comerciantes tienen que preocuparse cuando tienen en orden todas sus cuentas.
Los maestros tienen que preocuparse cuando dan clase y cumplen con su deber.
Los aeronáuticos tienen que preocuparse cuando ningún avión se cae.
Un albañil tiene que preocuparse cuando la pared que construyó sigue en pie.
Y podríamos seguir haciendo afirmaciones descabelladas... porque estamos asistiendo al espectáculo de un país que ha perdido la sensatez.
Es hora de decir basta a semejantes contradicciones.
¿Hasta cuándo en la Argentina vamos a tener que demostrar que el pasto es verde, que el globo
terráqueo es globo, que el cielo azul es azul, que dos más dos es cuatro?
Un ladrón de gallinas va preso y el que se robó todo lo que había para robar en la administración pública queda libre y los juicios pueden durar una eternidad.
Para sacar un carnet de conducir hay que hacerse análisis de todo y no tener multas.
Para ser autoridad en el país basta con presentarse, no importa si tiene causas judiciales, multas o contravenciones. Tampoco importa si no tiene estudios y preparación.
¿Quién se animaría a ser operado por un estudiante de 1º de medicina? Sin embargo, podemos ser gobernados por alguien que no tiene ni la más elemental preparación.
El país del revés o el país del cambalache está presentado.
Todos podemos ser cómplices o podremos quizá en un esfuerzo grande frenar tanto desatino.
Las elecciones son una buena oportunidad para recuperar la sensatez.
