Juan Jenefes

Una charla de café ... Derecho de los niños con morbilidades a vacunarse y recuperar su salud

"El escenario es completamente restrictivo sobre el derecho a la salud física y mental de estos niños que no figuran dentro de las primeras preocupaciones que debería tener el Estado". Por Juan Jenefes y Juliana Carbó.

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05-07-2021 09:40

En esta época marcada por la pandemia, no podemos ignorar que existen muchas preguntas, varias dirigidas al proceso vacunatorio en nuestro país, el cual se lleva adelante por medio de decisiones administrativas que establecen el orden para la recepción de vacunas. Estas decisiones impactan -al día de hoy- negativamente sobre el derecho humano de los niños a la salud.

¿Quiénes son jurídicamente niños? Para el derecho internacional de los derechos humanos y el Código Civil y Comercial Argentino niño es la persona menor de 18 años por lo que refiere a los niños, niñas y adolescentes, a ellos nos referiremos.

Tanto la normativa nacional como internacional prevé la existencia de un interés superior del niño como aquel principio que debe ser tenido en cuenta siempre por todos los poderes del Estado, también está presente en la Ley 26.061 (de Protección Integral de Niños, Niñas y Adolescentes) donde define este interés como la máxima satisfacción, integral y simultánea de los derechos y garantías.

Esto existe debido a que se reconoce la vulnerabilidad de los niños ante la cual el Estado -sus tres poderes- deben tener consideración y respeto especial. Cuando hay niños envueltos en un conflicto, deben tomarse medidas especiales para su protección y preservación física y de sus derechos. Esto impone un especial cuidado en la toma de decisiones administrativas, en especial en circunstancias críticas como una pandemia global. La pregunta es ¿tuvo en cuenta el Estado el principio citado?La respuesta es no.

No solo desde el punto de vista de su derecho a la salud, no se han tomado medidas adecuadas para su bienestar general. Las medidas vinculadas a su derecho a la educación, a una vida sin violencia y su salud física y mental se encuentran profundamente desatendidas.

Esto quedo demostrado en las decisiones tomadas en pandemia, interrumpiendo las clases presenciales, las actividades deportivas, cerraron las plazas, centros comerciales y prohibiendo las actividades sociales, lo que generó en los niños un impacto directo en su salud psíquica. Debemos destacar que estas medidas se sostuvieron por un lapso que desbordó lo razonable.

Respecto del proceso vacunatorio, en nuestro país, no existen -aún- vacunas autorizadas para ser aplicadas en menores de edad.Esto pudo haber sido por cuanto la enfermedad no los afecta con gravedad. Sin embargo, dentro del grupo niños encontramos un sector muy vulnerable, los niños que viven con una patología preexistente, como por ejemplo diabetes, enfermedades inmunodependientes, tuberculosis, problemas motrices, etc.

Los niños con morbilidades continúan aislados sin poder ver el fin de un proceso que por el paso del tiempo se ha vuelto muy agobiante, imagínense seguir aislados como al principio de la pandemia, no hay cuerpo ni psiquis que pueda soportar tanto tiempo con los mismos cuidados para evitar el contagio. Mantener esta realidad va en contra de lo establecido en el art. 23 1 de la Convención de los Derechos del Niño, que declara que el niño mental o físicamente impedido tiene derecho al disfrute de una vida plena y con participación activa en su comunidad.

Como dijimos anteriormente, hay un sector afectado con una necesidad urgente de recibir una vacuna, los niños con morbilidades; existen vacunas en el mundo aprobadas para ser aplicadas en niños desde los 12 años (Pfizer) que hasta el día de hoy el Estado Argentino no ha podido adquirir en el medio de escándalos y declaraciones de todo tipo. Resulta innegable, que ante la falta de respuesta del Gobierno, muchos padres decidieron buscar la solución en país del norte( EE.UU) para llevar a sus hijos a vacunar. Esto no fue considerado si quiera por el Gobierno y procedió a limitar el ingreso de personas al país, dejando a miles de Argentinos en el exterior (en clara violación a su derecho a la libre circulación aún dentro del contexto de la pandemia).

Este escenario es completamente restrictivo sobre el derecho a la salud física y mental de estos niños que no figuran dentro de las primeras preocupaciones que debería tener el Estado. Unicef ha declarado que "No hay causa que merezca más alta prioridad que la protección y el desarrollo del niño, de quien dependen la supervivencia, la estabilidad y el progreso de todas las naciones y, de hecho, de la civilización humana".

En este sentido, sería óptimo que las futuras decisiones se tomen con una mirada transversal de derechos humanos que tenga en cuenta el interés superior del niño y que el Estado le brinde una solución efectiva a ellos y a los padres, como ser la compra efectiva de las vacunas.

Recientemente el país decidió avanzar en la compra de vacunas que pueden ser inoculadas en los menores. Sin embargo estas medidas fueron tomadas demasiado tarde, los niños fueron postergados porlos gobernantes, no se pusieron en sus pequeños zapatos.

Como dijo alguna vez Antoine de Saint-Exupéry, Todas las personas mayores han sido primero niños. (Pero pocos lo recuerdan)".

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