Pero también salieron a la luz de los estudios del Observatorio de Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, sobre el tercer trimestre del 2018, que revelan que la pobreza ascendió al 33,6 % de los argentinos. Esto significa que 13,6 millones de argentinos son pobres.
Es la mayor variación del gobierno de Mauricio Macri, y de la última década. Significa que es el mayor índice que se registra desde el año 2008.
La devaluación, la inflación y la recesión son las principales causas de este número alarmante. La última medición oficial fue del 27,3 %.
La megadevaluación, la inflación anual que llegaría este año al 45 %, la recesión, y la caída del salario real explican porque un tercio de los argentinos viven en la pobreza.
La lógica que explica el estudio, es que si los ingresos reales bajan y los precios van por arriba de los sueldos, la pobreza aumenta a los valores actuales.
En cuanto a la indigencia, no registró un cambio tan significativo ya que aumentó del 5,7 % al 6,1 %.
Estos números no son solo estadísticas, sino que hablan de familias de argentinos que no alcanzan a cumplir con sus necesidades básicas, relacionadas con la alimentación, la salud, la educación, la vivienda, entre otras.
El trabajo de la UCA revela además que la pobreza y la indigencia golpean más fuerte a la clase media no profesional, que alcanzó al 8,1 % y en la clase obrera integrada que subió al 43,3 %. Con referencia a la indigencia afecta a la clase media marginal que aumentó del 17,6 % al 19,6 %.
Hay un capítulo aparte sobre niños y adolescentes. El 51,7 % de los niños y adolescentes de 0 a 17 años argentinos es pobre y el 10,9 % es indigente. Esto demanda que el Estado, planifique en este último año de gobierno, políticas públicas para contrarrestar y no solo para paliar la pobreza y la indigencia. Y con la esperanza de que el mercado interno se reactive para lograr bajar estos índices que nos duelen.
