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¿No era predecible lo que ocurrió con la Selección Argentina?

Perdió en su segundo partido, abucheos al técnico y al arquero, y tiene un pié afuera del mundial. ¿Cómo se arregla esto? 

22-06-2018 12:46

“El proyecto no funcionó”, dijo Jorge Sampaoli en conferencia de prensa al termino de la terrible derrota por 3 a 0 ante Croacia.

Un técnico con ideas al aire, sin crear un funcionamiento en el equipo, cambiando jugadores, puestos, sistemas de juego. Lo que sucedió en la tarde de ayer, era predecible.

Uno de los puntos más críticos es el del arquero, Wilfredo Caballero, el elegido del técnico, por sobre Franco Armani, y Nahuel Guzmán. El portero suplente del Chelsea, no venía demostrando buenas actuaciones en partidos anteriores, como el de España (6 -1), varias pelotas perdidas contra Italia, y ni hablar de lo ocurrido ayer. Quedó demostrado que no fue acertada la elección de Sampaoli bajo los tres palos.

Ahora, ¿Hay que sacarlo a Caballero? Si, por el error, y porque hay alguien mejor que el: Armani. La mente del jugador esta derribada, porque fue el culpable de comenzar perdiendo, por no saber resolver en el momento exacto de la jugada. Luego del error, todo lo demás era inseguridad.

¿Hay que cambiar el sistema de juego? Y eso era desde un principio, más allá de las “convicciones e ideología” de Sampaoli. Una línea de 3 que no tuvo un entrenamiento fuerte, ni varios partidos de prueba, no puede ir ante un rival tan duro como Croacia. Ya vamos dos errores graves, que por supuesto se vieron reflejados en la derrota.

¿El técnico no encontró un compañero para Messi? Probó tanto que se olvidó y no sabía a quién elegir. No vio partidos anteriores, ni fue a la lógica de lo que tenía en la lista de convocados. ¿Por qué no un Lo Celso, que sabe distribuir, que sabe mirar el partido con un ojo periférico? Ni lo tuvo en cuenta. ¿Pavón? Otro desperdicio. Además de haber sido casi usado (estaba para ir de titular, y a último momento cambió el equipo), solo ingresaba pocos minutos y cuando las papas quemaban. Pero aunque Messi sea el mejor del mundo, no es intocable. Ayer se vio un 10 desaparecido, disperso, con miedo. Su cara en el himno estuvo reflejada en el partido. ¿Preocupaba previamente los ánimos de Leo?

La relación entre el técnico y los jugadores, entre la dirigencia, ¿Estaba todo realmente bien? La bomba en el vestuario explotó, como era de esperar. Un técnico que nunca demostró seguridad, identidad, y sobre todo confianza. El 90% de los jugadores, no sabía cuál era el equipo en cada encuentro, porque siempre jugó con el misterio. Jugó con los “caprichos” , de poner un doble cinco que se conocía, pero que uno de ellos no estaba en óptimas condiciones, de hacer luego un cambio con otro jugador “recién” recuperado, y no poner a los que realmente están bien y son jugadores claves.

A veces, con tener a los mejores no alcanza. Repito, lo individual está muy debajo de lo grupal, y acá se necesita un trabajo en equipo, de ideas y psicológico. Cuando las cosas arrancan mal, y en el "durante" no se afinan ni corrijen, terminan mal. Y eso fue lo que pasó.

La dependencia ahora es enorme. La calculadora y las velas son los nuevos amuletos de esta selección argentina. ¡Todos somos Nigeria! Y a rezar de que sea un empate, que los vikingos islandeses no ganen la batalla, y nos dejen con la ilusión en el pecho.

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