El joven imputado por el intento de homicidio de su hija, nunca mencionó que mantenía una relación con la madre de la menor en las entrevistas que le realizaron asistentes sociales y psicólogos como parte de un seguimiento ordenado por la Justicia, previo al aberrante hecho ocurrido en Tilcara.
La jueza de menores María del Rosario Hinojo había ordenado en abril de 2018 que se le realizara un seguimiento psicosocial al joven a raíz de haber estado involucrado en un robo ocurrido en Tilcara en 2016.
Por su parte, y en diálogo con LW8, la jueza Pilar Medina, que investiga ahora la agresión a la bebé, explicó que “cuando le damos la libertad al chico, en ese momento observamos que viene de una familia con siete hermanos, y la mamá se encontraba sola para el cuidado de los chicos. Es por eso que se pide la colaboración de la Secretaría de Niños, Niñas y Adolescentes, y se le exige un seguimiento para que el menor pueda seguir con sus estudios y proseguir con una vida normal”.
La jueza afirmó que ese seguimiento se cumplió, aunque remarcó que en las entrevistas, el joven mantuvo en secreto la relación que mantenía con la madre de su hija. “Nunca le dijo a ninguna asistente social ni a los psicólogos de la existencia de la relación con esta persona”, explicó.
En este sentido, la magistrada consideró que quizá el joven pudo haber ocultado la relación por la diferencia de edad que tenía con la mujer: el tiene 16 años y la madre de la bebé 21. “Calculo que no lo comentaba porque se trataba de una mujer mayor de edad”, dijo.
Por otro lado, la denuncia del robo por el que la Justicia ordenó el seguimiento del joven, nunca fue ratificada. “Hay una persona que realizó la denuncia y nunca más volvió a ratificarla, ni se lo pudo encontrar”, señaló la jueza. La policía trata ahora de localizar a esta persona.
GRADO DE PELIGROSIDAD
La jueza Pilar Medina explicó que un equipo interdisciplinario trabaja en la realización de un diagnóstico del joven que se encuentra ahora privado de su libertad. El objetivo es determinar un grado de peligrosidad.
“Se establece especialmente cuando una persona ataca a otra, que es un ser supuestamente querido, a quien tiene que proteger”, explicó. Se preguntó en este sentido: “si esa persona no tiene un freno inhibitorio para evitar atacarla, qué freno puede tener para no atacar a una persona con la que no tiene un vínculo supuestamente amoroso”.
“Hay que abrir los ojos, especialmente en las Oficinas de Protección de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, para darse cuenta que si tenemos un chico con algún tipo de problema, el seguimiento tiene que ser un poco más duro, porque le podríamos haber evitado hoy a una criatura una internación de 120 días, y gracias a Dios, no estamos hablando de un final fatal”, finalizó la jueza.
