Un robo pocas veces visto en Jujuy. Un jubilado de 68 años fue engañado en el mercado de Concentración y Abasto: le pidieron un flete, pero lo secuestraron, los golpearon salvajemente y lo dejaron casi moribundo en Palpalá.
Según declaraciones de la víctima, el jueves, una vez que finalizó con sus tareas en el mercado, un hombre se acercó para pedirle que realice un viaje hacia Alto Comedero. En el camino se desviaron hacia una casa aislada, y cuando comenzó a bajar bolsas de verdura, fue sorprendido por otra persona.
Allí fue atacado, lo patearon por la espalda, le taparon su rostro, lo tiraron en la parte de atrás de la camioneta, y salieron dos hombres más, quienes también le pegaron.
El jubilado sospecha que eran 4. En ese momento se quiso defender y lo apuntaron con un arma de fuego. “Hace un año que te queríamos agarrar, sabemos quién es tu hija y tu esposa, que están en Alto Comedero”, le dijeron los secuestradores.
Luego de conseguir las llaves de su casa, lo dejan abandonado en un baldío, en el barrio Papa Francisco de Palpalá. Le ataron las manos y los pies, y dejaron la camioneta tirada, huyendo en uno o dos autos, sospecha el jubilado.
Según relató su hija a Somos Jujuy, los malvivientes ingresaron a la casa con una llave, dieron vuelta la habitación del hombre y le sacaron sus ahorros.
“Mi papá sospecha de alguien del mercado, de un cliente, que conocía la casa y a la familia”, dijo la hija, y agregó que en las cámaras del mercado quedó grabado el rostro de la persona que le pidió el flete.
Un secuestro planificado
Alrededor de las 20:30 del jueves, luego de tres horas de deseperación, el hombre pudo logró desatarse y se acercó a una casa cercana, donde intentó pedir ayuda. Tuvo que esforzarse dado que hace poco tiempo sufrió un ACV y padece problemas de habla.
Así fue que una vecina se contactó con su hija para avisarle lo sucedido. Lo que llama la atención a los familiares de la víctima es que su hija tenía las ruedas del auto pinchadas, sospechando que el hecho fue planificado con el fin de retrasar su llegada al domicilio.
“Cuando fui al gomero para cambiarlas me dijeron que las habían “punteado””, resaltó.