Cuando el aislamiento social ya lleva cinco días, desde la Iglesia advirtieron por las consecuencias que podría tener la medida en los barrios más vulnerables. Los comedores de la Iglesia le dan de comer a más de un millón de personas en todo el país.
La logística para que lleguen los alimentos a esos comedores es compleja y según se pudo saber los curas villeros "están preocupadísimos por la situación". Además del impacto económico en los trabajadores informales, temen que escalen los conflictos por la distribución de comida.
El Padre Pepe Di Paola, uno de los principales referentes de los curas villeros habría hablado con Cristina Kirchner sobre la compleja situación que se vive en los barrios populares, donde la Iglesia cumple con un rol clave en la distribución de comida.
El impacto de la cuarentena en los sectores más bajos es muy difícil. El gobierno lanzó en las últimas horas programas de asistencia, pero en la Iglesia temen que no sean suficientes. "El tipo que está con 5 pibes en un barrio popular sale igual porque tiene que darles de comer", comentaron.
Después de las gestiones el Presidente Alberto Fernández recibió a los curas villeros en la Quinta de Olivos para intentar acciones conjuntas entre el Estado y la Iglesia.
"Todavía el Coronavirus no entró fuerte en una barrio popular donde hay 7 personas viviendo en una pieza. Hasta ahora la mayoría de las experiencias son de contagios en países ricos, no se sabe qué puede pasar cuando la enfermedad se mete en sitios de pobreza o pobreza extrema, sin agua potable", analizaron fuentes religiosas.
Fuente: La Política Online
