El Observatorio de la Deuda Social hizo una encuesta después de la primera semana de mayo en el Área Metropolitana de Buenos Aires , epicentro local de la pandemia, para tener una primera aproximación a los efectos sociales de la cuarentena: el 8,2% de las personas que tenían trabajo antes de que empezara a regir el Aislamiento Social Preventivo Obligatorio (ASPO), lo perdió o, en caso de ser su propio jefe, debió dejar de realizarlo.
Si solo se considera a los encuestados del Conurbano, fue el 9,8% perdió su empleo y el 41,6% está suspendido. Por lo que más de la mitad de la población dejó de trabajar. En tanto en la Ciudad de Buenos Aires, el 3,3% perdió su empleo y el 32% está suspendido, lo que muestra que los trabajadores del Conurbano bonaerense enfrentan en su conjunto una situación más adversa en materia laboral y de ingresos.
En el Conurbano también son menos los que pudieron sostener su nivel de actividad: el 25,4% sigue trabajando lo mismo o más y 18,8% sigue trabajando aunque menos. Esto acrecienta la diferencia con la Capital, donde 29,3% conservó sus horas de trabajo y el 31,9% conservó el trabajo, pero con menos carga horaria.
En consecuencia, el 21,7% de los trabajadores bonaerense no tuvo ingresos y al 43,6% se le redujeron los ingresos laborales, en comparación con el 13,7 y el 45,9 respectivos de los trabajadores de la Ciudad. "Solo el 34,6% de los ocupados del conurbano y el 40,4% de los de la CABA recibieron los mismos o más ingresos", señaló el informe.
Los datos de la encuesta muestran que para el total del AMBA, solo el 26,2% de las personas sigue trabajando como lo hacía antes o incluso más horas, mientras que el 22% sigue trabajando aunque con una carga horaria menor. En tanto, el 4,2% tiene licencia por pertenecer al grupo de riesgo y un 39,3% está suspendido o debió dejar de trabajar. En consecuencia, el 47,5% de las personas que tenían trabajo antes de la cuarentena llegaron al 7 de mayo sin realizar sus tareas habituales previas.
La crisis no solo afectó a los empleados. El 44,4% de los socios, patrones o empleadores también se vio impedido de trabajar. Esto se vio reflejado en sus ingresos:
"La mayor proporción de ocupados que no cobró ni tuvo ingresos se observa en los socios, patrones o empleadores (44,4%), en los trabajadores que tenían trabajos temporarios o changas (32,7%) y en los trabajadores por cuenta propia no profesionales ( 29,2%).
En tanto, "La proporción de trabajadores que vieron reducidos sus ingresos se dio en mayor medida en los empleados en casas de familias, los trabajadores por cuenta propia no profesionales y los socios, patrones o empleadores con el 65%, el 55,6% y el 55,6% respectivamente", agregó el reporte.
Mientras que cerca del 30% de los empleados del sector público o privado y de los trabajadores por cuenta propia no profesionales no pudo sostener sus actividades, continúan trabajando la misma o más horas el 45,8% de los empleados en el sector público y el 40,7% de los del sector privado.
La cuarentena extremó las brechas
Los más perjudicados económicamente por la cuarentena fueron los hogares más pobres, los que no poseían asistencia social, los jóvenes y las mujeres.
"Los ocupados que residen en hogares que en 2019 se encontraban en situación de pobreza deben enfrentar una situación más adversa que el resto. Perdió el empleo o se quedó sin trabajo el 15,4% de los trabajadores de hogares pobres y el 52,8% está suspendido o debió dejar de trabajar, en comparación con el 5% y el 33,3%, respectivamente de los ocupados que residen en hogares no pobres", detalló el informe que lleva la firma del investigador Eduardo Donza.
En consecuencia, no cobró ni tuvo ingresos el 25,1% de los trabajadores de hogares pobres y el 50,5% vieron reducidos sus ingresos, en comparación con el 17,3% y el 41,3% respectivamente de los ocupados que residen en hogares que en 2019 eran "no pobres".
Segmentados por edades, los que peor la pasan son los menores de 34 años de edad, donde el 13,2% perdieron sus empleos y el 41,1% fue suspendido. Le siguen los mayores de 60, que pedieron sus puestos en el 7,5% de los casos y en el 50,7% fueron suspendidos. En tanto, la franja etaria en el medio fue la menos afectada con 4,9% que perdieron sus trabajos y 34,9% que fueron suspendidos.
A su vez, si bien en términos agregados el 8,2% de los ocupados perdió sus empleos, se observa que entre las mujeres la pérdida del trabajo trepó al 9,2%, mientras que en los varones se ubicó en el 7,4%, incluso si fue mayor la proporción de mujeres que pudieron continuar sus labores con la modalidad de "teletrabajo". Esta diferencia radica en buena medida en el tipo de inserción laboral de varones y mujeres: "La mayor pérdida de empleo se observa en los empleados de casas particulares y en los que realizaban trabajos temporarios, 28,3% y 20,9% respectivamente", aclaró Donza.
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