Opinión

Reflexiones en tiempos de cuarentena

Columna de opinión de Germán Maccagno.

PADRE-MACCAGNO-1
PADRE-MACCAGNO-1

23-03-2020 15:46

Estamos todos encerrados, mirando noticias, enviado whatsapp, empleando las redes, haciendo algo de gimnasia, mirando televisión...y un sinfín de estrategias para pasar el tiempo.

Quisiera ofrecerles una pequeña reflexión que nos ayude en estos días inéditos que estamos viviendo.

Digo inéditos, porque nunca nos ha tocado algo así...por lo menos en mis años, que ya son varios y nutridos, no he visto ni vivido nunca una situación parecida.

Es curioso: un virus diminuto, invisible a la visión normal de todo hombre, ha puesto en jaque mate a toda la humanidad.

¿Nos querrá decir algo?

Creo que sí.

Esbozamos algunas ideas:

1.- NO SOMOS INMORTALES NI INVENCIBLES.

El hombre contemporáneo, dueño de un progreso que se ha apoderado del mundo como un nuevo dios, se rinde ante un invisible que amenaza por todas partes, como un enemigo que uno no puede saber por dónde entra a la vida de cada uno.

La muerte es una realidad insoslayable, que el hombre moderno no quiere mirar, porque la ha banalizado .

Es trágico perder el sentido sagrado de la muerte.

Y la muerte nos ha venido a visitar de improviso, para que aprendamos que somos frágiles y que la vida hay que mirarla desde el final, no sólo desde lo inmediato.

Si después de la muerte no hay nada, la vida pierde sentido. Si afirmamos como creyentes que después de la muerte viene la VIDA con mayúsculas, la vida cobra sentido como un viaje hacia el encuentro definitivo y gozoso con el Señor.

¿Nos hará aprender el virus que hay que vivir con sentido de trascendencia?

2.- NO SOMOS DIOSES.

El hombre contemporáneo cree que puede fabricarse a sí mismo.

Hay una ideología que plantea que el hombre puede autoconstruirse prescindiendo de la naturaleza dada.

Y el virus nos ha venido a decir que no es así, porque ataca de manera diferente a diferentes personas, niños, jóvenes, adultos, varones y mujeres.

Tenemos que aprender que si somos lo que somos es porque hay Alguien que nos ha dado la existencia y que el regalo más grande que tenemos que es la vida es un don de Dios y no una creación humana o una “construcción cultural”.

La felicidad del hombre está en construir con lo que ha recibido y aceptando el don, desarrollarse en todas sus capacidades, pero no en contra de su propia naturaleza.

3.- SOMOS SERES COMUNITARIOS

La realidad social, el hecho de vivir en comunidad no es tampoco una mera construcción social, o un pacto, sino una realidad humana insoslayable.

Hoy se nos pide que seamos solidarios, que aprendamos a cuidarnos, que entre todos podemos salir de esto.

Y está bien.

El virus nos ha enseñado que la solidaridad triunfa y que el egoísmo mata.

¿Usaremos este criterio para vivir de ahora en adelante?

4.- REVALORIZAR LA FAMILIA

Estos días nos exigen encontrarnos como familia.

Hemos perdido el sentido de la relación cercana, del trato cariñoso, de la convivencia familiar, del diálogo intrafamiliar, de la gratitud y cercanía con los abuelos.

En muchas familias el celular impide el diálogo, porque prefieren estar “conectados” y descuidan el estar “comunicados” entre sí.

Tendremos que reaprender el diálogo familiar, el gusto de estar juntos, el valorarnos mutuamente , el saber compartir entre generaciones, etc.

¿Haremos de estos días “de familia”, días para el reencuentro, para los recuerdos, para el amor a los viejos y el culto de las tradiciones recibidas?

5.- VALORAR A LOS SERVIDORES PÚBLICOS.

En estos días vemos cómo hay gente que a pesar de que debemos estar en casa, tienen que salir a trabajar.

Son los médicos, los enfermeros, los funcionarios públicos, los policías, los investigadores, los hombres de los medios de comunicación, los que proveen de alimentos, etc. etc.

Todos ellos son un ejemplo heroico de amor a la comunidad, de servicio a los demás.

Muchas veces lo que hacemos es criticar.

Pero hoy tenemos que aplaudir a tantos hermanos nuestros que a pesar de los peligros cumplen con su servicio.

6.- BIENVENIDO SILENCIO.

Vivimos una vida muy agitada y muy llena de ruidos y de smog.

De pronto la ciudad está en calma y el cielo se presenta más limpio.

Sólo el que ama el silencio crece en profundidad.

El que no hace silencio, el que no piensa y reflexiona en silencio, no es profundo.

Las raíces crecen hacia abajo y son las que sostienen el árbol.

El hombre contemporáneo tiene el peligro de no tener raíces, porque reniega del silencio y reniega de la tradición, que es el silencio de los que nos precedieron, un silencio que habla.

En estos días aprendamos a entrar dentro de nosotros mismos y a meditar.

Son días para encontrarse consigo mismo, con los demás y con Dios.

El virus nos metió en el provechoso silencio.

7.- UNA MIRADA HACIA LO ALTO.

Cuando se nos acaban las seguridades y nos cerca el temor, nos damos cuenta de que somos muy pequeños y la mirada se vuelve al cielo.

Hay testimonios de estos días que nos dicen que médicos completamente ateos han comenzado a invocar a Dios.

A veces la ciencia nos quiere hacer creer que Dios no existe o que no sirve para nada.

El verdadero científico sabe mirar más allá y descubre en sus investigaciones un orden, una lógica, que supera la capacidad humana.

Basta con observar el comportamiento del cuerpo humano, para darse cuenta de la maravillosa conjunción de tantos sistemas que se interrelacionan y que funcionan con absoluta coherencia.

El hombre moderno que ha matado a Dios, como dijo Nietzsche, ¿comenzará ahora a mirar un poco más hacia lo alto y a buscar la trascendencia de la fe?

La fe no funciona como seguro contra los males, sino como mirada diferente, una mirada desde la mirada de Jesús, Dios hecho hombre.

¿El virus nos acercará a una vida de mayor fe?

8.- VIVAMOS CON ESPERANZA.

A muchos les ha atacado el miedo, la angustia, el temblor por lo que pueda pasar.

Tenemos que aprender a vivir con esperanza.

La esperanza cristiana tiene su certeza en la Providencia de Dios.

De esta gran crisis mundial saldremos fortalecidos.

Dios no nos abandonará, El conduce la historia y en El ponemos nuestra confianza.

La Virgen Madre nos cuide y nos dé la serenidad y fortaleza para vivir estos días difíciles.

Estas son algunas ideas que ofrezco para que en estos días en que tenemos un poco más de tiempo, reflexionemos un poco.

Espero que sean de ayuda.

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