Estamos a días de una nueva elección. Elegiremos quién nos gobierne y quiénes
legislen lo que será el modo de vivir ordenadamente como comunidad política.
El cristiano tiene que ser un buen ciudadano.
Por eso, también en el acto de votar se juega nuestra fe y nuestras convicciones.
¿Qué tenemos que tener en cuenta?
DOS COSAS:
1º: LAS IDEAS
El cristiano no puede votar a quien tiene ideas totalmente distintas y convicciones
contrarias a la fe. Por ejemplo; tenemos que tener bien en claro lo que los candidatos
piensan sobre la vida desde la concepción hasta la muerte natural, sobre la familia, sobre la
educación de nuestros hijos en los valores , sobre el respeto a la vivencia de nuestra fe,
sobre el respeto a la naturaleza humana tal como Dios la ha creado, que rechacen la
ideología de género y no que favorezcan todo lo anticientífico y antinatural de esa
ideología.
Tenemos que tener memoria respecto a lo que ya han manifestado algunos candidatos
en su tarea legislativa y ejecutiva.
2º: LA IDONEIDAD Y HONESTIDAD
Es importante conocer la honestidad e integridad de las personas, teniendo en cuenta
su trayectoria, los valores vividos y no solamente declamados. No podemos dejarnos
encandilar por la propaganda, sino averiguar bien quiénes son los candidatos.
Además, tienen que ser personas idóneas, es decir, que sepan de leyes, si van a ser
legisladores y que sepan de administración pública y tengan equipos adecuados si
pretenden gobernar.
Sabemos que es un desafío, pero no podemos soslayar nuestra responsabilidad.
Votar con responsabilidad es tarea del cristiano.