Sabrina Galván

Pobreza e indigencia, la peor cara de Jujuy

Entre propagandas políticas y la renuncia de candidatos, hay otros temas que nos preocupan como ciudadanos y jujeños, en el contexto social en el que vivimos.

GALVAN
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29-07-2019 10:18

La pobreza en el mes de mayo, alcanzó al 47,5 % de los jujeños, y la indigencia al 9,9 %.

Lo lamentable de estas cifras es que los más afectados son los niños y adolescentes de 0 a 17 años.

Detrás de los fríos números, estos índices indican que en Jujuy, 114.900 niños y adolescentes viven en la pobreza y 24.044 son indigentes. Con estos números, la provincia se posiciona en el puesto número 11 según los índices de pobreza.

Estos datos oficiales surgen del INDEC, del Observatorio de Pobreza de la Universidad Católica Argentina y del Centro de Investigaciones Participativas en Políticas Económicas y Sociales.

Más allá de las cifras, hay "caritas" que no conocemos y que no comen, no se visten debidamente, no sabemos si están escolarizados y si tienen los controles de salud para asegurar su desarrollo físico y mental.

El noroeste, es la segunda zona con más pobres del país, ya que el primer lugar es ocupado por la región noreste. Dentro del aglomerado Jujuy - Palpalá, el 31,7 % de la población es pobre.

Los estudios también reflejan que la dieta de las familias pobres está constituida casi en su totalidad por harinas y azucares. Se sabe desde siempre que niños desde recién nacidos y hasta que finalizan su desarrollo deben consumir carnes variadas, lácteos, huevos, verduras y frutas. Pero las familias pobres tienen que elegir entre pagar tarifas, transporte, indumentaria, por lo que muchas veces la comida queda relegada a comer solo fideos, arroz o polenta, una vez al día con mucha suerte. Tampoco ignoramos que muchos niños concurren a las escuelas para recibir magros desayunos que no consumen en el hogar.

Otro indicador que preocupa, es la gran cantidad de comedores, merenderos y copas de leche que proliferaron en la provincia. Algunos de ellos subsidiados por los propios integrantes de la clase política, pero otros sostenidos por el esfuerzo de vecinos y voluntarios desinteresados que cocinan diariamente a niños, madres y ancianos en situación de vulnerabilidad.

Cabe preguntarnos si más allá de la buena voluntad de la sociedad jujeña, esta situación es registrada por el gobierno provincial y nacional como política de Estado para asistir a los que menos tienen.

Recordemos que estos niños y jóvenes que no comen, no pueden concentrarse en sus estudios y no sabemos si recibirán educación terciaria en el futuro serán los ciudadanos que llevarán adelante la fuerza trabajadora de Jujuy y gobernarán nuestra provincia. Este pensamiento tiene que hacernos reflexionar también al momento de elegir en breve nuestras autoridades.

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