En muchas culturas, el fallecimiento no es visto como una tragedia, sino más bien un motivo de celebración. Una compañía británica pretende que esto sea así en el Reino Unido, y por ello ofrece ataúdes cubiertos de brillantina, conocida también como purpurina, diamantina o escarcha.
¿Brillantina en los ataúdes? ¿Por qué?
La compañía que ofrece ataúdes cubiertos de brillantina es The Glitter Coffin Company. Para esta empresa, un ataúd cubierto de purpurina es una buena forma de celebrar la vida. Aparte de los ataúdes con brillantina, también brindan a sus clientes la posibilidad de comprar cajas para cenizas, y otros elementos relacionados.
Esta compañía señala que la brillantina puede ser una atractiva manera de reflejar la vida de una persona. Y es que el fallecimiento debería de verse desde otra perspectiva; todos en algún punto falleceremos, lo cual es parte de la vida. Quizá nuestro espíritu trascienda a un lugar mucho mejor, siendo así un motivo de celebración.
De cualquier forma, The Glitter Coffin Company pone a disposición del público una amplia variedad de colores de brillantina para decorar los ataúdes de las personas fallecidas. Entre su gama de colores se encuentran el negro, el rosa, el azul y muchos otros.
De acuerdo con The Glitter Coffin Company, el tapizado de los ataúdes se realiza a mano y es exclusivo para cada cliente. Si bien pueda parecer algo extravagante, hay muchas personas que están dispuestas a pagar por estos ataúdes. Dependiendo de la personalidad de cada uno, esta idea puede parecer buena o no.
Sin duda, quienes siempre desean llamar la atención y les gusta lo excéntrico y poco convencional, amarán los ataúdes cubiertos de glitter. En el Reino Unido, estos ataúdes aspiran ser un objeto de lujo. Como van las cosas en el mundo, esto no es de extrañarse, y más bien es algo muy normal.
¿Y tú que opinas? ¿Te gustaría que en el día de tu funeral te colocaran en el interior de un ataúd cubierto de brillantina? ¿Conoces a alguien a quien pudiera interesarle? Si es así, no dudes en compartir.
