Llegamos al mes de abril, las calles se tornan doradas y el aire nos acaricia con la tenue y ocre frialdad de un otoño que nos saluda entre los ruidos de la ciudad.
Somos sobrevivientes de aprendizajes difíciles, caminamos de la mano del tiempo y aún con el rostro cubierto por coloridos barbijos llevamos la señal de ser resilientes de una pandemia que azotó al mundo entero.
Los seres humanos nos caracterizamos por la capacidad de caer y levantarnos saliendo a flote ante las dificultades, transformando en oportunidades cada obstáculo enfrentado para estar hoy vivos entre alegrías y sueños rotos, entre ausencias y el disfrute de la vida plena de esa fuerza espiritual que nos salvó.
Cada uno de nosotros supimos armarnos de valor y continuar nuestra vida día a día, aprendimos a ser “símbolo de resiliencia” esa palabra que adquirió gran relevancia en los últimos años como una característica que le permite al ser humano superar adversidades y salir aún más fortalecido.
Dijo Mahatma Gandhi “Cuando hay una tormenta, los pajaritos se esconden pero las águilas vuelan más alto”, es así que hoy por las calles de Jujuy y el mundo podemos ver en pleno vuelo águilas y pajaritos superando tristezas y dibujando sonrisas en este día otoñal.
Todos tenemos nuestras propias batallas con las cuales lidiar en la vida cotidiana y entre derrotas y victorias descubrimos que tenemos la pujanza suficiente para volar más alto, tanto como nuestros sueños.
Aprendimos que ante cada caída debemos levantarnos sacudiendo la tierra de nuestra ropa y el polvo de nuestra alma, aprendimos a sortear las piedras del camino, entre ensayos y errores, es así que nos hicimos fuertes en nuestra propia humanidad.
Dicen los profesionales que la resiliencia es esa habilidad que todos podemos desarrollar y por lo tanto, practicar, que necesariamente debemos gestionar nuestros pensamientos y emociones y es lo que cada argentino hizo en estos tiempos difíciles que vivimos, en Jujuy, nuestro país y el mundo entero.
Mientras en la radio se escucha el tema Resistiré en la voz de David Bolzoni, se me estremece el corazón ya que este tema es el claro ejemplo de ser resiliente y entre los acordes de una guitarra acústica la voz masculina expresa “y aunque los vientos de la vida soplen fuerte soy como el junco que se dobla pero sigue en pie”, luego retorna el silencio y queda en el alma el sabor dulce de saber que cada ser humano resistió en este tiempo cercano, con garra y valentía para hoy salir a caminar por las calles doradas de este abril otoñal con la cabeza erguida y una amplia, resplandeciente y triunfal sonrisa.
