Cuando todos estamos abrumados por la cuarentena, me parecía muy significativo rescatar esta historia: Un grupo de docentes de la Escuela de Minas que respondieron de manera voluntaria a la solicitud del COE, trabajan a diario en la construcción de elementos necesarios para la salud. Ellos nos dejaron entrar a los talleres: nos contaron lo que hacen, sus miedos y su motivación diaria.
Las consecuencias por el impacto de la propagación del coronavirus en todo el mundo, permanecerán con nosotros de manera inevitable por mucho tiempo más, demandando una nueva manera de ver el presente y de construir el futuro. Indudablemente, el proyecto demandará a reubicar nuestras prioridades, sin dejar de lado el cuidado de nuestros afectos.
Pensando en ello y para mostrar la otra cara del virus que sobrepasa todas las previsiones en el mundo, fuimos a la escuela pre universitaria que tiene entre su plantel de docentes, profesores que (acompañados de un ex alumno), se pusieron manos a la obra para ayudar al sistema sanitario, que no es otra cosas que colaborar con las necesidades de quienes sufren en carne propia la pandemia.
Mientras el aislamiento social preventivo y obligatorio modifica nuestro comportamiento, puertas adentro del edificio ubicado sobre Ítalo Palanca en el ingreso a la ciudad, el ruido en los talleres de la Escuela de Minas delata a los cómplices voluntarios que mientras trabajan a contra reloj piensan en terminar su labor cuanto antes, para poder hacer la entrega de los elementos que demanda la salud pública: primero fueron porta sueros para el Hospital de Campaña, luego máscaras faciales para el SAME, una cápsula para el traslado de pacientes con COVID 19 y ahora suman estructuras de biombos para todos los centros asistenciales de la provincia.
Por eso, el último miércoles llegamos a la Escuela de Minas donde su director el Lic. Fernando Sueiro y Sueiro ofició de anfitrión y recibió a Jujuy Investiga. Orgulloso nos guió por los pasillos del edificio y nos llevó al encuentro de los profesores Maximiliano Kristafor, Mario Rueda y Diego Zumbaino (ex alumno), quienes llevan adelante la movida que surgió a partir del pedido del COE. La gestión de los materiales corresponde a la Unju, pero el valor agregado de los hombres que ejecutan el trabajo es lo que destacan el emprendimiento. A pesar de las máscaras y el tapaboca, en sus voces se podía percibir sinceras esperanzas de superar todo cuanto antes, pero también el ahogo por el hastío y el temor en que nos ha sumergido el avance del virus por estas latitudes.
Fue una entrevista que nos permitió conocer el rostro de estos héroes cotidianos que luchan para ganarle a la pandemia. Para el final de éste artículo, me quedo con las palabras del Director de la escuela: "Es un gran trabajo en equipo y muestra a nuestra escuela preuniversitaria siempre presente para su comunidad, una tarea que nos enorgullece mucho en estos tiempos”
Hasta la próxima.
