Como en el partido de ida, un gol de Juan Martín Lucero sobre el final del encuentro hizo sonreír a Vélez. Esta vez, el cabezazo del delantero sirvió para el 3-1 final frente a Universidad Católica de Chile, que clasificó al Fortín a las semifinales de la Copa Sudamericana. Hace una semana, el atacante había anotado en la agonía del partido el único tanto de los de Liniers, que cayeron 2-1 en el José Amalfitani. Ahora, el Fortín se medirá con el ganador de la serie entre Independiente y Lanús por un lugar en la final del torneo.
A los 14 minutos, el árbitro uruguayo Leodán González fue llamado por el asistente de VAR (su compatriota Andrés Cunha) para revisar en cancha una mano en el área de la Universidad Católica. El árbitro uruguayo fue hacia el monitor y juzgó que el brazo del defensor chileno estaba extendido hacia el lugar de la pelota. Penal y gol de Cristian Tarragona. Vélez se puso a un gol de la clasificación. Pero a los 20 del segundo tiempo otro penal, otra mano. Esta vez, de Tarragona. Luciano Aued lo cambió por gol. Los de Liniers necesitaban un tanto más para forzar los penales.
Y Vélez lo consiguió minutos más tarde. Fue gracias a un remate de Luca Orellano: el juvenil del Fortín sacó un zurdazo desde el borde del área que fue imposible para Matías Dituro, arquero de la Católica. La pelota se incrustó al lado del palo derecho del arco, para redondear un golazo. En la jugada siguiente pudo Vélez anotar por tercera vez, pero el palo le negó la conquista a Tarragona.
Si Vélez no consiguió certificar su clasificación por la vía rápida fue por la excelente tarea del arquero argentino Dituro. El guardavallas ya había tenido un gran encuentro en el José Amalfitani la semana pasada, y lo ratificó hoy en Santiago. A puro reflejo, le tapó un gol a Francisco Ortega y evitó que un rebote en Lanaro se transformara en gol en contra tras un tiro de Lucas Janson.
Universidad Católica, dirigido por Ariel Holan, hizo cambios pensando en los penales. Así ingresó Francisco Silva, ex Independiente, el hombre que le dio la Copa América Centenario a Chile en 2016. Pero Vélez tenía otros planes: tras una falta de Silva en la mitad de la cancha, Ricardo Álvarez pinchó el balón y envió una pelota flotada al corazón del área. Dituro no salió y Lucero no perdonó. El delantero cabeceó pleno, y la pelota venció la resistencia del arquero del equipo chileno. Como en Aucas (Ecuador), tras un gol in extremis de Thiago Almada que también sirvió para pasar de fase, todo Vélez festejó la conquista del delantero. El premio era estar entre los cuatro mejores equipos del torneo.
