Elisabeth Amat

“Libertad doméstica“

Por Elisabeth Amat

ELI-AMAT-1
ELI-AMAT-1

25-05-2021 17:54

En esta semana de mayo, hemos extrañado a los niños vestidos de caballeros y damas antiguas. Lo que antes nos parecía normal, ahora lo vemos muy lejano. Habrá que esperar un año más para celebrarlo a lo grande, con representaciones en el escenario, con cánticos de victoria y gritos de libertad. No obstante, estas fechas, tampoco han pasado desapercibidas más allá de la maldita pandemia... simplemente, las hemos pensado más desde el corazón. De pronto, no nos ha quedado otra que interiorizar el concepto de LIBERTAD. Esa facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar; por lo que es responsable de sus actos. Está claro que cuando decidimos hacer algo, tenemos que acarrear con las consecuencias. Sea para bien o para mal. No importa. La cuestión es hacernos cargo.

Pero, ¿qué pasa con las situaciones que no podemos elegir y nos son dadas de arriba? Esas circunstancias que, el destino para algunos, la providencia, o la suerte, nos llegan sin haberlas elegido. Realmente que existen personas que parece que la vida está jugando con ellas, porque no salen de una para entrar en otra. Pero, ahí, aunque parezca imposible, también podemos saborear la libertad.

Una libertad que se resume en ponerle actitud al momento. Alegría, optimismo. Estamos eligiendo el ser feliz con lo que tenemos, o por el contrario, hundirnos en la miseria más oscura, compadeciéndonos de nosotros mismos. Al fin y al cabo hemos de ponerle un poco de cabeza, de actitud al sentimiento efímero que a veces nos arrastra. A ese estado de ánimo triste que nos atrapa.

Obvio, nos decía Victor Küppers, que no es fácil; que se trata de intentarlo cada día. ¿Pero quién dijo que la libertad era sencilla? ¿No tardaron aquellos próceres de 1810 seis años en conseguirla plenamente? Quizás nadie nos enseñó cómo usarla. Como tantas otras cosas, se consigue con el esfuerzo.

Todos lo hemos experimentado, decía este holandés, autor de bestsellers y conferenciante; cuando caminamos con alegría, con buen humor, con optimismo... la vida cobra sentido. Sacamos la mejor versión de nosotros mismos. Con las mejores actitudes llegamos a tocar la felicidad con los dedos, más allá que tengamos circunstancias por resolver. En cambio, cuando vamos enfadados, quejándonos de todo, sacamos lo peor de nosotros mismos. Porque también existe ese tú oscuro. Deprimido. Antipático.

La diferencia entre tu mejor versión y la peor, sólo depende de uno mismo. De elegir cada día la esperanza, la ilusión. Es un compromiso. Un esfuerzo diario. Aprender a usar la libertad en su forma más doméstica. Por algo se empieza.

Temas relacionados Elisabeth Amat Opinión