A partir de este sábado comenzará, quizás, el desenlace de una novela insólita en Boca. Para bien o para muy mal. Sebastián Villa, que hace un mes pegó el portazo del predio de Ezeiza y no se presentó a entrenarse desde entonces, volvió a Argentina esta madrugada tras un viaje a Colombia que generó tanto revuelo. Sin la venta a Bélgica tan deseada por él, es momento de que haga la cuarentena de una semana y, en caso de que al 31 de agosto las ofertas no satisfagan, el libro de pases europeo concluirá y su convivencia con el Consejo de Fútbol de Juan Román Riquelme arderá.
Porque, en caso de continuar en el conjunto xeneize (tiene contrato hasta 2024), aún no se conoce qué es lo que pasará: si después del cara a cara con los responsables del fútbol será tenido en cuenta en lo inmediato, si lo colgarán durante varias semanas (o meses) o si directamente no jugará con los colores azules y oro nunca más, pese a continuar en el club. Jugadas en las que los abogados de unos y otros jugarán un papel preponderante de manera continua.
La relación está quebrada, por supuesto. Mientras que del lado del colombiano acusan al Consejo de no cumplir con la palabra de venderlo, del lado de Riquelme siempre hablan de que la voluntad es desprenderse de él (más que nunca ahora), pero al valor que ellos pretenden: las ofertas del Brujas belga siempre fueron consideradas insuficientes, principalmente, por tener el 70 por ciento de su pase y -por ende- tener que repartir la ganancia con Deportes Tolima, dueño del porcentaje restante. Eso, además, con el condicionante de que las propuestas son brutas: los impuestos reducen todavía más la aceptación de venderlo.
">August 28, 2021