Cuando la Iglesia habla en estas ocasiones siempre se escucha el reproche: ¿por qué los curas se
meten en política?
Hay que distinguir: una cosa es la política partidista, es decir el militar en un partido y legítimamente aspirar a conseguir el poder y otro cantar es el ámbito de lo político, es decir, la responsabilidad ciudadana frente al bien común.
Cuando la Iglesia habla es para orientar a los cristianos para que sean buenos ciudadanos.
Dice el Compendio de la Doctrina social de la Iglesia: “La Iglesia busca -en cumplimiento de su deber- instruir e iluminar la conciencia de los fieles, sobre todo de los que están comprometidos en la vida política, para que su acción esté siempre al servicio de la promoción integral de la persona y del bien común. La enseñanza social de la Iglesia no es una intromisión en el gobierno de los diferentes países. Plantea ciertamente, en la conciencia única y unitaria de los fieles laicos, un deber moral de coherencia”. (compendio nº 571).
El cristiano no deja su fe en la puerta del cuarto oscuro, sino que vota con la fe y desde la fe.
Por lo tanto, la Iglesia tiene todo el derecho de orientar a sus fieles en el recto ejercicio de la
actividad política, como es la votación.
¿Qué nos dice la doctrina social?
La Doctrina social nos indica que a la hora de votar hay que tener en cuenta, por lo menos, DOS
COSAS:
1.- LA IDEAS: el cristiano tiene que saber muy bien cuál es la plataforma del partido o de los
candidatos a quienes puede votar.
Si el candidato, o el partido , proponen ideas e iniciativas contrarias a la fe y a la moral cristiana, no
puede ser votado, porque sería un contradicción con las propias convicciones.
Es el caso de la propuesta del aborto. Si el candidato propone abiertamente que va a impulsar el aborto, no puede recibir el voto de un cristiano.
2.- LA PERSONA: la persona que pida el voto del cristiano tiene que ser honesta, capacitada para
la función que va a desempeñar y reconocida como alguien que es fiable.
Yo no le prestaría mi billetera a alguien que no me dé confianza. La persona debe ser digna de fe, es decir, confiable. Por eso hay que evaluar muy bien su trayectoria, su honestidad, su capacidad de trabajo , su idoneidad para el cargo al que se postula, etcétera.
Hay que tener en cuenta que elegimos presidente y legisladores.
Tenemos que ser muy responsables a la hora de emitir nuestro voto.
Es bueno y necesario que antes de ir a votar oremos al Espíritu Santo para que nos ilumine y
sepamos hacerlo bien.
Transcribo palabras de los obispos argentinos que en el año 2015 decían:
La elección de gobernantes, en los poderes ejecutivos y legislativos de todos los niveles, no debe
ser el resultado del “marketing”. Queremos exhortar a los ciudadanos a un ejercicio de elección
responsable, donde se evalúe a los candidatos no por su imagen mediática sino:
- por la honestidad e integridad de las personas, tomando en cuenta su trayectoria, los valores
vividos y no solamente declamados. ...
- por la capacidad y la idoneidad para la función.
- por las propuestas y las ideas....
- por la voluntad y capacidad de diálogo... (CEA 18-3-2015)
Que Dios nos ayude a vivir con responsabilidad la próxima jornada electoral.
