Desde hace tres años se habla del "hygge" (se pronuncia hu-gah). Se escriben libros, se hacen notas, se aplica el término a todo: decoración "hygge", cocina "hygge". El diccionario Oxford de Gran Bretaña, incluso, lo consideró como el término más influyente de 2016.
La palabra encierra el secreto danés para la felicidad. Su manera de auto-brindarse bienestar a través de pequeños placeres de la vida, especialmente caseros y hogareños: hacer un fuego y relajarse en el sillón con una copa de buen vino, tomar un plato de sopa caliente en una noche fría, quedarse en casa un sábado de lluvia mirando una película, encender velas aromáticas y sumergirse en la bañera con los ojos cerrados.
Esa, dicen, es la razón de que el país nórdico sea siempre destacado como uno de los más felices del planeta.
Ahora, Dinamarca quiere que la Unesco reconozca al "hygge" como un patrimonio cultural intangible y que lo incluya en una lista con otros conceptos similares como la "dieta mediterránea" y el "café a la turca".
"El énfasis del hygge en la convivencia y la igualdad puede tener efectos tangibles, no solo para los daneses sino para todos los que apliquen este ritual. El hygge es absolutamente relevante y tendrá impacto en el futuro", asegura Meik Wiking, fundador de un instituto que se dedica a hacer estudios sobre la felicidad.
Mientras tanto, los daneses ya lo usan como una herramienta para atraer al turismo. "Es algo intangible, algo que no podés comprar en un shopping", aseguran.
Fuente: TN
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