Bill y Esther Ilnisky disfrutaron de la vida casi siete décadas juntos. Trabajaban como misioneros y ministros cristianos en Florida, Estados Unidos, donde predicaban desde hace 40 años. Cuando la pandemia del coronavirus era un peligro cotidiano, la pareja tomó precauciones: no se movían de su casa y las compras del supermercado llegaban por delivery. Sin embargo, no pudieron evitar contagiarse, hecho que marcó el final de una historia de amor que estaba a punto de cumplir su 67° aniversario.
Según Sarah Milewski, la única hija del matrimonio, sus padres se complementaban entre ellos, él era introvertido y se pasaba horas leyendo, mientras que su madre era extrovertida y carismática, uno sin el otro parecía ser impensado. Es por esto que Sarah considera que el hecho de que hayan muerto con 15 minutos de diferencia no fue una coincidencia, siente que la devastadora doble pérdida fue una bendición.
“Es tan precioso, tan maravilloso, un sentimiento tan reconfortante saber que se fueron juntos”, dijo Sarah, y luego agregó: “Los extraño”.
Bill Ilnisky creció en la ciudad de Detroit. A los 16 años decidió que iba a destinar su vida a Dios, se anotó en el Central Bible College, institución que prepara a jóvenes para dedicarse a la vida religiosa. Empezó a predicar en iglesias cercanas y fue en este momento que necesitó tener una pianista. Sus amigos le recomendaron a Esther Shabaz, una compañera de estudios de Gary, Indiana. Se enamoraron.
“Cuando mi papá le propuso matrimonio, le dijo: 'Esther, no puedo prometerte riqueza, pero puedo prometerte muchas aventuras'”, contó Milewski.
Después del casamiento, se mudaron para fundar iglesias a lo largo del país. En 1950, viajaron a Jamaica para una misión y la isla los cautivó: decidieron quedarse para dirigir un centro religioso en Montego Bay. Fue durante esos años que adoptaron a Sarah, quien tenía 2 años, de un orfanato en Miami.
La familia se mudó al Líbano en 1969, donde se dedicaron a enseñar a estudiantes universitarios la palabra de Dios. Esther también participó en la creación de un centro de extensión y formó una banda de rock cristiana. En 1975 estalló una guerra civil entre cristianos y musulmanes en la capital de la nación, Beirut. Una noche explotó una bomba cerca de su departamento: la onda expansiva fue tan fuerte que Bill terminó en el piso. “Mi mamá pensó que estaba muerto”, dijo Milewski. “Mi mamá y yo fuimos y nos escondimos en el baño toda la noche, llorando y rezando”.
Fueron evacuados por el gobierno estadounidense y al regresar a su país, fundaron un centro cristiano y la red Esther International, que enseñaba a niños a orar.
Bill Ilnisky se jubiló hace tres años y aunque estaba bien físicamente a sus 80 años, lo afectaba una demencia leve. Su esposa seguía dirigiendo su red de oración y participaba de encuentros virtuales a través de Zoom.
El día de San Valentín, su hija visitó a sus padres porque Esther cumplía años. Su madre se enfermó poco después y la pareja fue diagnosticada con coronavirus y tuvieron que ser hospitalizados. Inicialmente el pronóstico era bueno, pero la enfermedad los superó. El 27 de febrero fueron internados en un geriátrico que presta servicios de salud.
Jacqueline Lopez-Devine, directora clínica de la casa de retiro Trustbridge, dijo que en sus 15 años trabajando con los moribundos, ninguna pareja había llegado junta. No dudó en ponerlos en la misma habitación durante sus últimos días.
Por el virus, Sarah tuvo que despedirse de sus padres a través de una ventana, llegó a decirles “Te amo” con un micrófono que los comunicaba. Bill estaba acostado sobre el lado derecho, Esther frente a él. Su padre asentía con la cabeza mientras Milewski hablaba; su mamá trató de hablar pero no pudo.
A las 10:15 a.m. del 1 de marzo, Esther Ilnisky murió. Quince minutos después, su esposo lo siguió. “Fue horrible”, dijo Sarah. Pero rescató que “Siempre estuvieron juntos”, desde que se conocieron hasta que el coronavirus los separó.
Fuente: Todo Noticias.
