En la mañana del martes el Servicio de Fauna Silvestre de Kenia informó sobre el deceso de Tim, un gigante que raspaba el suelo del Parque Nacional Amboseli con sus exuberantes colmillos.
Tim era uno de los últimos tuskers, nombre con el que se conoce a los elefantes cuyos colmillos alcanzan un peso mayor a los 45 kilos. Los expertos creen que quedan menos de 20 de estos elefantes en todo el mundo.
Hay un dato que resulta muy útil para entender el peligro en el que se encuentra la vida de estos ejemplares: su nombre real, muchas veces idéntico al lugar en el que habitan, se oculta al público para evitar que sean encontrados por los cazadores. En cambio se utilizan códigos como "F_MU1" para referirse a ellos.
Los cuidadores de Amboseli conocían a Tim de cerca: unos años atrás lo habían tratado por una herida provocada por una lanza que le atravesó la oreja y parte del hombro.
Pero el majestuoso animal murió a sus 50 años de causas naturales, lo que resulta al fin y al cabo una victoria de los cuidadores contra la caza furtiva. Es normal que estos animales aparezcan con heridas de bala, atrapados en trampas humanas o con flechas venenosas incrustadas en sus cuerpos.
Su cuerpo fue trasladado al Museo Nacional de Nairobi, en donde será disecado por un taxidermista. En el futuro será exhibido allí con fines educativos.
A través de un comunicado, el director general del Servicio de Fauna Silvestre de Kenia Paul Udoto dedicó unas palabras para entender su legado: "Las familias de elefantes son matriarcales y los machos suelen volverse más solitarios cuando alcanzan la madurez sexual. Pero Tim siempre fue bienvenido para viajar entre las matriarcas y sus familias. Sin pretensiones, era modesto y relajado. Un verdadero conservador de la paz en Amboseli. Era muy conocido y querido en todo Kenia".
Fuente: La Nación
