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Las guerra desde Mykolaiv, la ciudad de Ucrania que hizo replegar a los rusos

Ubicada entre Odessa y Kherson, sufrió fuertes bombardeos en los últimos días, como el ataque a un edificio gubernamental que quedó con un agujero de siete pisos, pero todavía no se rinde; “Estamos viviendo como ratas, pero no nos queremos ir”, dijo un residente.

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31-03-2022 09:55

“Tengo un mensaje para Rusia. Escriba, por favor. Quiero decirles a todas las mujeres de Rusia que no den más niños a luz, porque ellos traen la guerra aquí. Y que los ucranianos venceremos”.

Mykolaiv, una de las ciudades bajo ataque ruso donde el martes un misil destruyó y dejó un impresionante hueco en un edificio de nueve pisos que es sede de la gobernación.

Con sesenta años y barba gris, Andri al frente de la lavandería del hospital municipal psiquiátrico, muestra cómo quedó destruido el pabellón donde trabajaba. “Tuve suerte porque me fui a otro trabajo que tengo y, media hora después, cayó la bomba”, dice. “No quedó nada ni de mi oficina, ni de las máquinas”, lamenta al señalar el lugar, donde hay un escenario de guerra.

En el suelo hay vidrios, ruinas de cemento, restos de muebles, techos desventrados, láminas, sillas, hierros retorcidos. Y a pocos metros, en el patio, un cráter impresionante. “Los rusos son unos bastardos, la bomba cayó en un lugar donde hay cincuenta personas enfermas... Por suerte no murió nadie porque estaban en otros edificios, pero hubo varios heridos”, denuncia.

Este ataque, que destruyó siete pabellones de un complejo de varios edificios de no más de dos pisos, ocurrió el 21 de marzo pasado. Y es un reflejo más de los crímenes de guerra cometidos desde el principio de esta invasión por las fuerzas de Vladimir Putin, que atacaron a más de 135 hospitales, según el Ministerio de Salud ucraniano.

“Uno trabaja toda la vida para construir una casa, para que después una estúpida guerra destruya todo”, comentó Pavel, que trabaja como mecánico y que ha llevado a la guardia del hospital a su esposa, Olga, a bordo de un viejo Lada de fabricación soviética. “Le agarró un ataque de pánico, estamos viviendo como ratas, en el subsuelo de nuestra casa, aterrados, desde el 24 de febrero, pero no nos queremos ir”, explicó el hombre de 75 años.

Mykolaiv, una ciudad clave, que hasta ahora ha logrado repeler los intentos del enemigo de ingresar y que, en los últimos días, hasta lo ha obligado a replegarse. De hecho, es normal escuchar el ruido seco de los golpes de artillería que disparan las fuerzas ucranianas contra el invasor, en la periferia norte.

Sólo si las fuerzas rusas logran tomar Mykolaiv, que antes de que Ucrania se independizara de la Unión Soviética, en 1991, se llamaba Nikolaiev, en honor a San Nicolás de Bari, podrán luego conquistar la legendaria Odessa, el gran sueño de Putin. Si cayera Odessa, la perla del Mar Negro, Ucrania ya no tendría salida al mar, visto que la ciudad portuaria mártir de Mariupol, sobre el Mar de Azov, que ha sido devastada desde el aire en un 90%, ya casi no existe.

Una ciudad que resiste

A 40 kilómetros de la ciudad, en uno de los tantos controles de la acreditación de los trabajadores de prensa, conmovió encontrar un alto oficial que habla idiomas y que, desde afuera de la ventanilla, al margen de agradecer el trabajo de los corresponsales de guerra, quiso transmitir un mensaje muy claro al mundo.

“Estamos aquí para proteger nuestro futuro, pero también su futuro. Porque nosotros también somos europeos, no somos rusos, no somos asiáticos, ni tártaros y estamos aquí para defender los valores europeos. Si nosotros no los defendemos, los rusos llegarán a sus casas”, advirtió el oficial de Kiev llamado Vadim, de 47 años, que contó que su mujer y sus tres hijos se fueron a Estonia.

“Necesitamos ayuda de sus países, necesitamos dinero, necesitamos armas y necesitaremos más dinero después de la guerra, porque deberemos reconstruir nuestro país”, agrega, al reclamar, asimismo, una zona de exclusión aérea, un pedido que la OTAN rechazó desde el principio por temor a una tercera guerra mundial.

Pese a estar en la mira de ataques rusos desde el comienzo de la guerra, hace cinco semanas, las fuerzas enemigas nunca pudieron ni sitiar, ni entrar en Mykolaiv, una ciudad donde rige un estricto toque de queda a partir de las 20 horas y donde a pesar de que han sido atacados diversos objetivos civiles en las últimas semanas, sorprende ver que aún hay vida.

Fuente. La Nación

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