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Murió de COVID un antivacunas: “el virus es una mentira”

Desde el inicio de la pandemia surgieron las dos posturas: los que realmente creen que el virus del Covid-19 es letal y los que piensan que no existe.

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04-08-2021 11:53

El coronavirus, presente hace más de un año y medio, se cobró millones de vidas. Sin embargo, algunos se niegan a aceptar la realidad. Uno de ellos fue el italiano Marco De Veglia, un negacionista del COVID y antivacunas que pasó sus últimos días negando la realidad y apostando por las teorías conspirativas.

Autor de libros de éxito y experto en marketing de renombre, De Veglia, de 55 años, era italiano, pero vivía en Estados Unidos, donde colaboraba con varias empresas de su país para ayudar a que se asentaran en ese mercado.

El italiano, que definía el coronavirus como "una conspiración de las empresas farmacéuticas", se había contagiado de COVID, pero aseguraba que se trataba de una simple gripe que se podía curar en casa. Sin embargo, tras su empeoramiento, tuvo que ser internado en la unidad de terapia intensiva de un hospital de Miami, en Estados Unidos.

Finalmente, sus amigos anunciaron su muerte a través de las redes sociales. Stefano Versace, empresario italiano y amigo del fallecido, publicó que "es fácil señalar con el dedo a un hombre que optó por no vacunarse y luego muere de covid" y lamenta que "acabe siendo víctima de un flujo continuo de 'fake news'". De Veglia, escribió en redes sociales publicaciones como:

"si mueres de un infarto es Covid, si mueres por la vacuna es un infarto".

El origen histórico de los antivacunas

La desconfianza hacia los médicos y los gobiernos que alimentan los movimientos antivacunas pueden parecer fenómenos modernos, pero las raíces del activismo actual se plantaron hace más de un siglo.

A fines del siglo XIX, decenas de miles de personas salieron a las calles en oposición a las vacunas obligatorias contra la viruela. Hubo arrestos, multas y algunas personas incluso fueron enviadas a la cárcel.

Se mostraron pancartas que exigían "Revocar las leyes de vacunación, la maldición de nuestra nación" y aseguraban que era "Mejor celda de prisión que bebé envenenado".

Lo que siguió fue una batalla de 100 años entre las autoridades y un público que a menudo era escéptico y a veces era agresivo.

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