La última edición de Detrás de las Noticias contó con la visita del obispo de Jujuy, Monseñor Daniel Fernández, quien se refirió a su llegada a la provincia, su relación con el Papa Francisco. Opinó también sobre la realidad social y la grieta que atraviesa a los jujeños.
El obispo recordó que llegó a Jujuy un 1ro de septiembre, 18 días antes del fallecimiento del monseñor Marcelo Palentini. “A partir de ahí me quedé esperando que se decidiera quién iba a ser el próximo obispo, así que formalmente recién el próximo año asumí la conducción pastoral”, contó.
Sobre su trayectoria como obispo de Jujuy aseguró que “todo este tiempo ha sido un regalo de Dios, una gracia muy grande”. Afirmó que lo que aprendió en estos años en nuestra provincia “es enormemente valioso para mi vida”.
SU RELACIÓN CON EL PAPA FRANCISCO
Consultado sobre su relación con el Papa Francisco antes de que fuera designado Papa, Monseñor Fernández recordó que “él era mi jefe directo” cuando estuvo al frente de la conducción del seminario de Buenos Aires. “Tuvimos un trato muy cercano y aprendí mucho de él”, señaló.
El obispo se refirió luego al hecho de que el Papa aún no haya visitado nuestro país y señaló que los obispos “le hemos hecho saber nuestro interés de que el nos visite y él insiste con que quiere pero que no quisiera ser un motivo de división en esta compleja realidad que vivimos los argentinos”.
Destacó además que el Papa elige visitar países más pequeños en donde “a veces la Iglesia es minoría”. “Le parece que eso es más necesario”, indicó.
SOBRE LA GRIETA EN NUESTRA PROVINCIA
El obispo realizó luego un análisis de la realidad social y política que atraviesa la provincia y en ese sentido consideró que “hay diferencias pero creo que no se vive esa grieta furiosa como se vive a nivel nacional”. Indicó que “nosotros tenemos más posibilidades de encontrarnos entre nosotros y buscar los caminos que nos ayuden a salir adelante”.
“Nuestra generación no supo dejar a los jóvenes un país mejor”, señaló el obispo y destacó la voluntad de las nuevas generaciones en abordar los problemas sociales y de unirse para darles una salida. “Divididos y peleando no llegamos a nada”, afirmó.
Consideró luego que la mayor necesidad que atraviesa hoy la sociedad es “la pobreza vincular”. Cuando uno encuentra que detrás de una problemática social no hay alguien que pueda poner el hombro y sólo el Estado, la Iglesia o la sociedad civil se hace cargo de las personas. “Hay muchos huérfanos de padres vivos”, afirmó.
“La pobreza del amor, el que no se siente amado, contenido, no tiene un hombro para ir a llorar sus penas y siente que no le importa a nadie, le falta todo, aunque esté lleno de plata”, destacó.
