Jujuy Ahora

Jujeño sobreviviente del ARA Belgrano estuvo 17 horas en el mar y casi pierde las piernas

El relato de Félix Vilte, ex combatiente de guerra que sobrevivió al naufragio del 2 de mayo de 1982.

Copia-de-Diseno-sin-titulo
Copia-de-Diseno-sin-titulo

02-05-2022 11:16

Este 2 de mayo se cumplen 40 años del hundimiento del ARA General Belgrano, el naufragio que se cobró la vida de 323 soldados argentinos y cientos de heridos.

El crucero emblema de la Armada Argentina estaba tripulado por 1093 personas al momento de ser torpedeado por el submarino británico Conqueror. Entre ese más de un millar de personal militar había 29 jujeños, de los cuales 12 perdieron la vida.

Félix Vilte era un suboficial jujeño de la Armada Argentina y al momento del primer impacto del torpedo, aproximadamente a las 16 horas, se encontraba en la cubierta principal.

Desde ese momento la vida de Félix y la de toda la tripulación del ARA General Belgrano cambió para siempre. La nave insignia de la naval argentina empezaba a hundirse en las frías aguas del Atlántico Sur ocasionando la peor tragedia de la Guerra de Malvinas para las tropas argentinas.

"Gracias a Dios el crucero no se hundió rápidamente y de esa manera siento que nosotros vencimos porque pudimos rescatar a mas de 700 hombres", señala Vilte en diálogo con Canal 7 de Jujuy al recordar que 12 de las víctimas fatales son jujeños.

El suboficial hace hincapié que al momento de la orden del capitán de abandonar el barco reinó la cordura. "Caminábamos por la cubierta principal, nadie corría. Había que mantener la calma".

"No nos costó mucho trabajo armar la balsa y subir a ella. Al principio éramos ocho personas pero la balsa tenía capacidad para 20. El olas eran tan potentes que no nos permitían alejarnos del crucero que se hundía. Eso que parecía negativo al final fue algo que sirvió para salvar más vidas porque a la balsa pudieron subir otros 23 marinos", cuenta el veterano de guerra.

"Estuve 17 horas en la balsa esperando al avión que nos rescató. El calor humano nos salvó la vida en esa balsa superpoblada pero yo no sentía las piernas. Pensé que las iba a perder. Cuando nos ubicaron y comenzó el rescate yo no podía mover mis extremidades inferiores así que tuve que agarrarme de una red con todas las fuerzas de mis brazos. Cuando logré subir a la aeronave fue mi hermano, Rolando Vilte, también sobreviviente, quien me estiró su brazo para ayudarme. Nos miramos, nos abrazamos e inmediatamente me llevaron para asistirme", cierra el relato Félix Vilte.

La orden de hundir el Belgrano y la secuencia de ese 2 de mayo

Con la cai?da de las primeras bombas del 1º de mayo sobre Malvinas, el presidente peruano Fernando Belau?nde Terry presento? de urgencia una propuesta de paz que contemplaba el retiro de tropas de ambos pai?ses, una administracio?n cuatripartita de las islas y el compromiso de resolver el conflicto en el te?rmino de un an?o. Mientras se efectuaba un desesperado intento de pacificacio?n, una flota de submarinos nucleares brita?nicos detecto? y comenzo? a monitorear las posiciones del portaviones 25 de Mayo y del crucero ARA General Belgrano.

El General Belgrano había salido de la zona de exclusión 12 horas antes por temor a bombardeos de aviones Sea Harrier ingleses. El Conqueror lo detectó al mediodía del domingo y lo siguió por cuatro horas, mientras esperaba órdenes desde Londres para decidir un ataque.

La desclasificación de documentos reservados realizada en 2005 años en Londres, confirmó -en palabras del capitán del Conqueror, Christopher Wreford-Brown, que el Belgrano se "alejaba de la zona de exclusión pero con movimientos de zigzag".

El ataque se produjo a las 16.01, cuando con una diferencia de pocos segundos tres torpedos MK-8 fueron lanzados por el Conqueror desde una distancia de 5 km, aunque solo los dos primeros lograron su objetivo ya que el tercero golpeó en el casco sin explotar.

El primer torpedo golpeó cerca de la proa del barco, volándolo, mientras que el segundo golpeó hacia la parte trasera, fuera de un área protegida por un blindaje. Atravesando el costado del barco, el torpedo explotó en la sala de máquinas trasera, atravesando las áreas cercanas de la tripulación y abriendo un agujero de 65 pies en la cubierta.

La explosión también eliminó gran parte de los sistemas electrónicos y de radio de la nave, lo que significa que no pudo bombear el agua que ahora se precipitaba hacia la embarcación ni emitir una llamada de socorro.

"En un momento se siente un estruendo impresionante en el buque y se apagan las luces. Es como si hubiese chocado contra una montaña; se inclinó y se quedó totalmente en silencio. Unos segundos más tarde, se siente otra explosión, que después nos enteramos que fue el segundo torpedo, que pegó en la proa", narró Rubén Otero, un sobreviviente.

"Una bola naranja de fuego se ve en el centro del objetivo, en la misma línea del segundo mástil, después que la primera explosión se escuchó", describió el capitán Wreford-Brown en su cuaderno de bitácora.

En los documentos de 2005 se establece que el submarino británico se quedó a observar los daños al buque argentino y luego decidió la "retirada" por temor a "ataque con cargas de profundidad de barcos argentinos que están cerca", circunstancia que no era real.

Temas relacionados Jujuy Jujuy Ahora