Por Candy Moreno
La historia de organizar pesebres se remonta a las familias, principalmente a las abuelas y madres. Como toda tradición va transmitiéndose un legado entre generaciones de familias jujeñas.
En la calle Omar Chaile 3224 del barrio Malvinas cada tarde de diciembre, cuando se pierde el sol, van llegando ellos, los chiquillos adoradores plenos de alegría y entusiasmo, unos para aprender, otros para reforzar su forma de adorar y los más pequeños para jugar y saltar demostrando que ser niños es estar plenos de inocencia y energía.
Carmen López de Muray es la abuela que inició la adoración a este pesebre. Margarita Muray es la madre de Yamila Betsabé Muray ,la joven jujeña, personal militar de la Fuerza Aérea, que vive en Buenos Aires y vuelve cada año a su tierra para organizar junto a sus primas y amigas el Pesebre Sagrado Corazón de Jesús y María, que recibe 150 niños de tres a quince años, agradecidos de ser parte de tan hermosa comunidad.
Recordemos que Jujuy es la única provincia con esta costumbre que inicia en diciembre y que se extiende hasta una semana de reyes y que por esto en el año 2012 se declaró a los pesebres, a los niños adoradores y a las bandas de música como Patrimonio cultural intangible de San Salvador de Jujuy apoyando a mantener vivas nuestras raíces de amor y fe.
Las niñas mayores son guías que enseñan a los más chicos, una y otra vez, con paciencia, entre bromas y arrumacos les transmiten la forma de adorar, las coreografías, los pasos, los saltos y las diferentes canciones que le cantan a ese niñito que se materializará en el pesebre recién el día 24 a la noche...cantan y cantan elevando las voces ¡“Campana sobre campana y sobre campana una... asómate a la ventana, verás al niño en la cuna...!
La banda de más de 25 músicos a cargo de Omar Aguirre, también demuestra su amor por nuestras raíces acompañando a los pequeños y ofreciendo su exquisita música mientras las coreografías deleitan a las personas que disfrutan de tan hermosa tradición.
Recordemos que estas familias jujeñas mantienen vivas nuestras costumbres y pensemos que mientras haya niños que adoran y cantan villancicos en Jujuy sabremos que la Navidad toca las puertas de nuestro corazón.
