Liga Profesional de Fútbol

Boca ganó en La Plata y depende de sí mismo para ser campeón

Fue 2 a 1 frente a Gimnasia. El Xeneize recuperó la cima del torneo con un punto de ventaja sobre Racing faltando una fecha para el final.

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20-10-2022 17:10

Es Boca. Es Boca a lo Boca. Es Boca y su historia. Es Boca y su estirpe, su garra, su corazón. Es Boca y esa definición exquisita tres dedos de Fabra. Es Boca y su pequeño héroe, Luca Langoni. Es Boca y este triunfo por 2 a 1 sufrido, trabajado, que puede valer un título.

Es Boca, señores, el que ganó en el Bosque una final. Es Boca el que recuperó la punta en un partido emotivo, de altísima tensión. Es Boca el que se levantó y anduvo después de la derrota en Rosario que le había movido toda la estantería.

 

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Es Boca el que ahora llega un punto arriba de Racing a la gran definición del domingo. Es Boca el que ahora buscará liquidar la historia justo con Independiente, el eterno rival de la Academia. Es Boca, este Boca milagroso de Ibarra, el que puede ser campeón una vez más del fútbol argentino.

Si le gana el Rojo, en efecto, ya nada ni nadie podrá impedirlo. Por eso este triunfo ante Gimnasia, en los 81 minutos más los descuentos que quedaban por jugar, vale más que los tres puntos que lo dejan primero a una fecha del final. Vale depender de sí mismo. Vale recuperarse y superarse, sobre todo de las bajas, de las lesiones que lo siguen azotando (ahora cayeron Benedetto y el propio Frank con lesiones musculares).

Porque Boca debió luchar contra todos pero también contra sí mismo, contra sus imponderables, contra sus adversidades. Y porque llega fundido a la definición, como quedó claro esta vez en el Bosque, con jugadores tocados, desgastados por haber sido el equipo de los que pelean que más jugó en el año (55 en todo el 2022).

Por todo eso, Boca lo ganó con el corazón. Es cierto, su jerarquía apareció otra vez en los momentos claves, justo en los goles. En ese pase de Romero preciso al pecho de Fabra, que la bajó, controló y definió tres dedos para el 1-0. Y en ese tremendo remate de Villa (entró y fue decisivo) que dio en el palo y que generó el rebote que terminó en el tiro de Pol que tapó Rey y en la definición de Langoni, otra vez el pibe maravilla, otra vez el chico de los goles más gritados, más emotivos, más significativos.

Este 2 a 1, además, tuvo el respaldo de un partidazo de Varela, dejando el alma y el corazón, como lo pide su gente y su ADN. También una gran actuación de Romero, más comprometido que nunca, entendiendo siempre que esta vez el partido exigía más espíritu que técnica.

Un Langoni siempre picante, vivo para moverse, rápido para lastimar, decisivo para estar otra vez en el momento justo y en el lugar indicado. Un Figal que pidió jugar pese a no estar al 100% y que, más allá de perder a Morales en el gol del Lobo, fue un guerrero. Y un Villa que entró a pleno, que marcó la diferencia en velocidad, que le dio al equipo el aire que necesitaba.

Así ganó Boca. Ganó una final. Ganó llegar arriba en la última. Ganó lo que tenía que ganar para dar un paso decisivo al título. Y fue así. Sin sobrarle nada. O mejor dicho, costándole todo. Como fue Boca en todo este torneo. A lo Boca...

Fuente: Olé

 

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