Aún perdura el asombro ante los tristes dichos de una reconocida y premiada locutora nacional cuyo orgullo es sólo el de pertenecer al virtuoso círculo de destacados centralistas porteños. No incluyo a todos los hermanos “porteños” porque sé de muchos, bien nacidos, que no reniegan de la riqueza regional y cultural de la república argentina. (Tengo amigos porteños que se enamoraron de Jujuy).
Los que sí indignan son los comentarios burlescos, denigrantes y hasta discriminatorios de alguien que desde la “picardía y el humor ácido y canchero” detrás de un micrófono, desconoce muchas cosas, entre ellas que tenemos en Jujuy los paisajes más bellos del mundo, la Quebrada de Humahuaca con sus coloridos cerros, que van desde los siete colores hasta los doce, y tantos paisajes nacidos de un Dios enamorado. Tenemos una de las más grandes demostraciones de fe con una multitudinaria peregrinación a la “mamita” del cerro o el “toreo” de la vincha en Casabindo.
Tenemos poetas que hicieron y hacen suspirar el alma con sus versos. Y los mejores músicos que con su arte divierten y hacen brotar miles de aplausos contagiando la alegría que mueve al pueblo jujeño, ese pueblo “sufrido“ del que habla la Vernaci. Sí, y quizás sea así, sufrido, porque la historia escribió sus páginas con el sacrificio y la sangre de miles de hermanos que lucharon para que esta Argentina sea grande. Relatarle cada uno de los tantos Éxodos de nuestro pueblo. Pero esa parte, seguro la salteó la señora Vernaci que quizás aún cree que el país termina en la General Paz.
Podría escribir horas contándole lo que es Jujuy. Decirle que no somos “el Caribe”, que no tenemos mar, pero sí un sol en las Yungas o en nuestro norte que te broncea y que el mar, antes de irse, nos dejó unas imponentes salinas.
Respecto a que “Jujuy es Bolivia” y “que alguien lo tenía que decir”. Sepa Usted señora Vernaci que somos el norte de la Argentina, digamos, para que se ubique, unos mil y pico de kilómetros más al norte de su aporteñado estudio de radio, o si prefiere, de su Puerto Madero. Tampoco nos ofende al decirnos “bolivianos”, tenemos muchos vínculos culturales y afectivos con ese país, lo que ofende es que, pese a todo, no nos considere argentinos. Pero está bien, quizás podamos conseguirle un viaje de canje, como quizás estén acostumbrados a viajar para conocer el mundo, y por ahí, usted también se enamora de Jujuy.
Una última cosa, estoy orgulloso de ser jujeño y argentino.
ATTE
Marcelo Betinotti
Periodista
