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Atacó con 21 puñaladas a dos amigas en una plaza, recibió perpetua, pero ahora queda libre

Mariano Alejandro Bonetto había sido condenado por los homicidios de Nuria Couto y Natalia Grenbenshicova en 2018. Pero un tribunal acaba de considerarlo inimputable. “Es nefasto”, dijo la familia de las víctimas.

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06-06-2022 07:03

En septiembre de 2018, el veterinario cordobés Mariano Alejandro Bonetto fue condenado a prisión perpetua por el homicidio de dos amigas y el intento de homicidio de otro joven a los que sorprendió festejando un cumpleaños en una plaza de La Boca en octubre de 2016. Sin embargo, el jueves pasado, le anularon la condena, fue declarado inimputable por la Cámara Nacional de Casación y enviado a un neuropsiquiátrico.

“Es indignante para todos nosotros”, dijo a TN Carlos, el papá de Nuria Couto, una de las víctimas de Bonetto, impresionado además por la rapidez con la que salió el fallo. El sentimiento fue compartido por Ana, la mamá de la segunda víctima, Natalia Grenbenshicova, quien advirtió: “Con esta decisión, Bonetto pasa a la jurisdicción civil, no penal, y ésta puede liberarlo ya mañana”.

Un cumpleaños, una agresión inexplicable y dos amigas muertas

El hecho ocurrió el 11 de octubre de 2016, cuando Nuria y Natalia salieron de la Escuela Superior de Bellas Artes Manuel Belgrano y se dirigieron junto con otros jóvenes al Parque Irala, a unas dos cuadras del estadio de Boca para festejar el cumpleaños de uno de ellos.

El ataque no fue al azar. Bonetto tenía planeado cada uno de sus pasos, aunque nunca había visto a las víctimas antes de ese día. “Se acercó al grupo y se quedó un rato charlando con ellos como si quisiera hacerse amigo”, recordó la mamá de Natalia, y añadió: “Compró y guardó el cuchillo con tiempo, ese día lo trajo escondido”.

Y de repente el asesino mostró la mayor ferocidad: se abalanzó sobre Nuria y la apuñaló 17 veces. Después, atacó por la espalda a Natalia y le dio cuatro puñaladas en distintas partes del cuerpo. En medio del caótico momento, un amigo de las jóvenes empezó a gritar pidiendo ayuda y Bonetto alcanzó a darle varios puntazos.

Quizás este chico, Martín Ranrock, se hubiera convertido en la tercera víctima fatal del veterinario de no haber sido por la intervención de varios testigos, que rodearon primero y lograron reducir después a Bonetto. Cuando la multitud se dispersó, tenía clavada su propia navaja en la cabeza y presentaba una lesión de arma blanca en el tórax.

Nuria Couto tenía 18 años y murió el 5 de noviembre en el Hospital Argerich, donde estaba internada desde la inexplicable agresión. Natalia Grebenshchikova murió el día 24 de ese mismo mes. Tenía solo 15 años.

Un giro para el lado de la locura

A seis años del hecho y cuatro de que la Justicia lo condenara a prisión perpetua por el doble homicidio, el caso dio un nuevo giro y ahora Bonetto quedó a disposición del Juzgado Civil 25, que dispuso que en las próximas horas sea trasladado al hospital Borda.

“Es realmente nefasto este fallo, pero vamos a apelar ante la Corte Suprema de Justicia porque el señor Bonetto va a tener más probabilidades de estar en la calle en poco tiempo matando gente”, dijo a Télam la abogada Liliana Borysiuk, representante de una de las víctimas, tras conocerse la resolución que convalidó la apelación de la defensa, en contraposición a la sentencia del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 22 del 13 de septiembre de 2018.

La letrada indicó que el juzgado civil deberá ordenar que se le practiquen los exámenes psiquiátricos correspondientes, aunque sostuvo que el condenado quedó “muy cerca de volver a estar libre”.

Para declararlo inimputable, Héctor Magariños, uno de los tres jueces de la Sala III de Casación, resaltó “el informe elaborado por la junta médica integrada por profesionales del Cuerpo Médico Forense, de la defensa y de las partes querellantes” que, por “unanimidad”, concluyó que la afección padecida por el acusado era un cuadro psicótico compatible con síndrome delirante crónico, el cual se corresponde con una alteración morbosa de sus facultades mentales.

Según los especialistas, eso “le ha impedido en el momento del hecho comprender las características del acto y la dirección de sus acciones”.

Después del horror, otro golpe

“La familia está muy golpeada, es una forma de volver a revivir todo”, manifestó a TN Carlos, el papá de Nuria, aunque destacó que no bajarán los brazos en su búsqueda de justicia. Por su parte, Ana, la mamá de Natalia, se refirió al nuevo fallo como una “negligencia total” o, incluso, un indicio de “la parcialidad” de los jueces.

“Por eso estoy triste. En este mundo el argumento, las pruebas, todo el trabajo de las partes, abogados, peritos, no valen nada cuando interviene la plata”, subrayó angustiada la mujer a este medio.

Y concluyó: “Creo que todo asesino no es normal desde el punto de vista humano, eso no significa que nosotros como sociedad tenemos que demoler las cárceles y solo dejar los hospitales”.

Carlos Couto resaltó que fue el propio Bonetto quien reconoció su responsabilidad más allá de que sus intenciones hubieran quedado perfectamente claras en el juicio. “Escribió una carta inculpándose, les dijo a los jueces que los había engañado y que estaba totalmente consciente cuando las mató”, recordó.

El recuerdo de las víctimas

“Nuri era una buena piba, buena estudiante, buena hija”, describió su papá después de explicar lo difícil que le resultaba elegir un solo adjetivo que la definiera. Igualmente, accedió gustoso a hablar de ella y señaló: “Era un sol de persona, siempre sonriente, siempre coqueta con sus labios pintados de rojo”.

No es muy distinta la respuesta de Ana al ser consultada sobre cómo era Natalia. “Ella era una luz, una nena muy linda, artista, soñadora”, enumeró, tras lo cual señaló que su hija “iba a un colegio de artes, tenía muchos amigos y todo el mundo la quería”.

Nuria y Natalia eran amigas, a pesar de que se llevaban un par de años de diferencia. También hay un común denominador que une a las familias de las dos desde el trágico mes de octubre hace ya seis años: no existe el olvido para ellas.

“El vacío que nos ha dejado es muy grande”, expresó Carlos Couto, abarcando también en sus dichos a su esposa y a la hermana de Nuria. “Tuvimos que aprender a tratar de vivir sin ella”, se lamentó.

“No pasa ni un día que no piense en Natalia”, subrayó por su parte Ana, que guarda en su propio cuarto los cuadros que pintó su hija como una forma de poder sentirse más cerca de ella. “Nos hace mucha falta a todos”, cerró.

Fuente: Todo Noticias

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