Manuela Otero Pabón vive en Paraná, Entre Ríos, y la carrera de abogacía la cursó en la Universidad Nacional del Litroral, Santa Fe. Fueron cinco años de estudio y sacrificio y de viajar en colectivo siempre con el mismo chofer. Ahora que se recibió lo invitó al festejo.
Darío Billoud es el colectivero que la trasladó entre ambas ciudades, es muy conocido por todos los estudiantes ya que los traslada a diario, y por su buena onda.
Hace unos días la joven terminó la carrera y el hombre frenó el colectivo en la esquina de la Facultad de Ciencias Jurídicas, donde amigos, familiares y compañeros de Manuela festejaban entre huevos, harina, abrazos y aplausos el logro.
Así, Darío se sumó a la celebración y con los pulgares para arriba compartió la alegría. En diálogo con Aire de Santa Fe, Manuela dijo contó cómo nació la amistad con Darío: “Él nos ofrecía siempre salame y queso. Creo que sabía que los estudiantes salimos de cursar con mucha hambre”, bromeó.
“Es el chofer más bueno que conocí en mi vida”, aseguró, y destacó otros gestos de Darío como celebrar su cumpleaños arriba del micro compartiendo algo rico con los pasajeros, o acercar a varios estudiantes a la terminal de ómnibus de la ciudad cuando el colectivo estaba lleno.
SE RECIBIÓ A LOS 66 AÑOS
"No se preocupen que algún día voy a terminar. Aunque sea con bastón, lo voy a hacer", fue la promesa de María Teresa Pino. Se la hizo a sus padres, luego de abandonar la carrera de abogacía para casarse con un joven italiano con el que estaba de novia. Fue en 1977, otra época. María Teresa se dedicó al hogar como marcaba la costumbre social, formaron una familia con tres hijos y ahora algún nieto. Una historia feliz, pero a la que le quedaba ese pendiente.
Esta semana, ese asterisco quedó saldado. Tras 15 años de cursada, a su ritmo, María Teresa terminó la carrera y recibió su diploma rodeada de la familia que formó. Así lo contó el diario La Mañana Cipoletti, que rescató la historia de una vecina verdaderamente tenaz.