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Una pareja decidió adoptar a cinco hermanitos que iban a ser separados

Matías y Mariana pasaron en poco tiempo de ser una familia de dos personas a una de siete miembros.

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12-07-2019 17:02

Durante 16 años, Matías y Mariana Cifuentes se acostumbraron a ser simplemente dos. La pareja, que tenía latente el deseo de formar una familia, no podía tener hijos y había descartado la posibilidad de someterse a un tratamiento. En 2015, finalmente, dieron el gran paso y se anotaron en el Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (Ruaga). Su plan inicial era adoptar a dos hermanos chiquitos. Pero ese diagrama original dio un giro de 180° cuando aceptaron hacerse cargo de dos adolescentes y tres nenes. Ahora, en la foto familiar, sonríen siete.

Matías es músico y trabaja como docente en un colegio. Mariana es diseñadora en un estudio de arquitectura. Hasta el día que los llamaron del Juzgado para proponerles una convocatoria múltiple, tenían una vida relajada en el barrio porteño de Recoleta. Pero el matrimonio estaba dispuesto a salir de su zona de confort. Después un proceso de casi un año, hoy tienen la guarda preadoptiva de Ana (15), Camila (12), Joaco (10), Felipe (8) y Fermín (7).

La decisión no fue de un día para el otro. Ansiosa porque no tenía novedades del Ruaga, Mariana preguntó por un aviso de tres hermanos. Pero esa solicitud ya había sido resuelta. Sin embargo, sus datos quedaron dando vueltas y al poco tiempo los llamaron para comentarles la situación de un grupo de cinco hermanos que estaban a punto de ser separados.

Los cinco chicos ya habían pasado por tres hogares diferentes. Y por cuestiones burocráticas, en poco tiempo los iban a dividir para facilitar que los adopten."Nos dijeron que eran muy cariñosos, que habían tenido una historia muy dura. Ellos eran muy unidos y no se querían separar", recordó Matías en una entrevista a Todo Noticias.

La propuesta parecía una locura. De un día para el otro serían padres de cinco hijos, en su mayoría adolescentes. Era muy difícil no hacer cuentas sobre los gastos y la logística que les iba a implicar esa nueva vida. Pero hubo algo en esa charla que los dejó pensando. De a poco, esa foto familiar que tanto deseaban empezaba a tomar color.

Fue así como en junio del año pasado decidieron conocerlos para poder iniciar la etapa de vinculación. El primer encuentro fue con Ana y Camila. La pareja les llevó un álbum de fotos para presentarse. "Queríamos contarles quiénes éramos, cómo era nuestra vida", sostuvo Matías.

Después les tocó el turno de conocer a los dos más chicos, que apenas los vieron saltaron y les gritaron "papá y mamá". Dos palabras que Matías y Mariana esperaban escuchar desde hacía tiempo. El último al que vieron fue Joaco, al que le habían diagnosticado un autismo leve, y hoy -en solo nueve meses- ya no necesita medicación y es un nene muy sociable.

"Con los chicos se generó un vínculo muy positivo y ensamblamos desde el principio. Parece que estamos juntos desde toda la vida", resaltó Mariana. La mudanza se dio finalmente en septiembre, tuvieron que acomodarse y planificar una nueva rutina. "Ellos convivían con otras 20 personas en el hogar. Ahora hay que reeducarlos, vienen con otras costumbres y valores", explicó la diseñadora.

Los Cifuentes habían pensando mudarse a una casa más grande, pero se quedaron en su departamento de Recoleta. Con mucho esfuerzo, acomodaron el lugar para que todos estuvieran cómodos. Aunque en un principio los chicos seguían yendo a escuelas públicas en el partido bonaerense de San Martín, este año se cambiaron a colegios que están a pocas cuadras de su nuevo hogar.

Los primeros meses fueron complicados, pero los Cifuentes ya funcionan como un clan muy unido. "Ellos venían con su historia, con mucha ansiedad y frustración. Hasta que pudieron ver que con nosotros tenían un futuro. Con el tiempo se calmó todo", detalló Matías sobre la convivencia.

Para la familia, el diálogo fue la herramienta principal tanto para limar asperezas como para resaltar las cosas positivas que iban surgiendo entre ellos. Por este motivo, crearon el hábito de sentarse en el living y tener su propio momento de "terapia grupal". En esas charlas, todos pueden hablar y expresar lo que sienten. "Hablamos de todo. Ellos son muy expresivos y muy abiertos a charlar con nosotros", agregó Mariana.

A medida que conocidos, amigos y familiares se iban enterando de su historia, los Cifuentes empezaron a recibir todo tipo de ayuda. Una señora les regaló unas camas cuchetas que tenía guardadas sin uso; un hombre les acercó una consola de videojuegos que sus hijos no usaban más; una maestra les ofreció dar apoyo escolar a los chicos gratis. Más allá de esa marea solidaria, la pareja señala que todavía deben afrontar gastos importantes. Como por ejemplo, la prepaga de los chicos. Por eso abrieron una cuenta corriente para que los interesados en apoyarlos puedan donar.

Tras nueve meses de convivencia, y mientras esperan que avance el juicio para finalizar la adopción, Mariana y Matías recuerdan cómo sus planes originales se convirtieron en la foto que tienen hoy. "Fue un cambio fuerte. Los chicos tenían la necesidad de cariño y contención. Y nosotros la necesidad de una familia. Fue una ola de amor descontrolada", concluyeron emocionados.

Quienes deseen ayudar a esta nueva familia numerosa, pueden comunicarse con Matías: [email protected]: Todo Noticias.

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