Si hay quienes estamos acostumbrados a vivir en esta situación, somos los argentinos. Sin embargo, estos últimos días, hemos vivido experiencias que ya conocemos y que nos hacen temer por nuestra economía nacional y familiar.
Los dos candidatos más votados en las elecciones PASO, subestimadas hasta por los mismos partidos políticos, no hicieron sino profundizar la grieta de pensamientos e ideologías. Todas las palabras y opiniones salidas de sus bocas, provocaron corridas cambiarias, el aumento del riesgo país, y la incertidumbre por la gobernabilidad hasta diciembre.
Aunque el candidato más votado, Alberto Fernández, asegura que su intención no es cogobernar, opina sobre el pago de la deuda con el FMI, y no suena disparatado ya que si finalmente se consagra como presidente durante 4 años, le preocupan los números con los que asumirá su mandato. Pero sabe también, como hombre formado en la política, que todas sus opiniones generan ruidos internos en la economía argentina.
Por otro lado, el presidente en ejercicio Mauricio Macri, parece no haber procesado aún la derrota electoral, ni acusar recibo de que no se pueden solucionar sobre el final de su mandato, los problemas que se presentaron durante 4 años.
Desde afuera, los inversores nos visualizan como un país hermoso, lleno de gente trabajadora con buenas intenciones, pero con gobernantes que indefectiblemente nos llevan al naufragio. Ellos esperan, con su lógica de ganar dinero, que se defina quien gobernará a los argentinos para planificar su estrategia de inversión.
Lo increíble además, es que nosotros como ciudadanos de este país, también esperamos con desesperación que el barco atraviese la tormenta sin que caigamos al mar y sin tantos movimientos.
En el medio, el flamante ministro de Hacienda Hernán Lacunza, tomó decisiones durante el fin de semana sobre restricciones para la compra de dólares, denominadas como “mino cepo”, lo cual nos hace recordar al gobierno anterior y que el presidente actual tanto criticó.
El no pago de obligaciones, hizo que el gobierno tuviera que salir a contener la salida de dólares por parte de los ahorristas qué horrorizados, ven el final de la saga de esta película que ya vimos mil veces. Como si no conociéramos el final, volvemos a repetir el "film" con renovados actores y directores.
Por otro lado, los trabajadores nos preguntamos cuánto más se depreciarán nuestros sueldos y si nos permitirán llegar a fin de mes.
Sabemos que para los comicios generales faltan dos largos meses, pero eso en vez de tranquilizarnos, nos desespera y nos hunde en una incertidumbre que hace poco llevadera la vida diaria. Esa incertidumbre impacta en nuestra salud física y emocional, provocando un stress interminable. Ojalá que los que compiten alcancen a un acuerdo que nos tranquilice para llegar a las elecciones de octubre con la racionalidad necesaria y lógica de todos los países con pantalones largos.
