Una abuela salteña que, con las mejores intenciones del mundo, trató de agasajar a uno de sus nietos para su cumpleaños horneándole su torta preferida, confundió el insecticida con polvo de hornear y terminaron todos sus nietos en el hospital.
La torta tenía un aspecto extraordinario y un sabor exquisito, pero lo que nadie sabía era que la abuela se había confundido a la hora de realizar la mezcla, y el resultado fue que terminó envenenando a toda la familia, incluída ella.
Todos debieron ser internados para tratar la intoxicación, pero afortunadamente se encuentran fuera de peligro.