El cajón con los restos fue transportado hacia el carro fúnebre por un grupo de niños palpaleños. La imagen más emotiva fue la del padre de Alexis, acompañado por su madre y rodeado de la custodia penitenciaria tanto durante el velorio como en el entierro.
Más de 400 personas se hicieron presente en el cementerio y acompañaron con mucho dolor el responso que estuvo presidido por un sacerdote, escoltado por niños y con la presencia de una banda de sikuris.
La multitud, que dobló en número a la que se encontraba en el velorio, llevó carteles con mensajes de despidiendo al pequeño Alexis y con gritos exigió justicia apuntando a efectivos policiales y a familiares del niño.
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