Juan Jenefes

Una charla de café: Derecho al trabajo

Por Juan Jenefes, Sheila Nasif y Juliana Carbó

barbijo-ok
barbijo-ok

16-05-2021 20:08

¿Conocen la historia de Benjamín Sánchez? El dibujante jujeño que ganó el premio Salón de Pintura Rodrigo Pereira por su obra Impares en la exterminal. Una pintura dedicada a las personas que viven en la calle. Con su talento, el joven quiere decirnos algo, según sus propias palabras “...llamar la atención del espectador sobre una realidad jujeña que se vive todos los días pero que no está visibilizada por la mayoría...”

De esta manera, el joven se brinda como instrumento para que podamos ver; nos ofrece la verdad a través de su valioso esfuerzo. Su historia es de superación, de apostar al talento, a las oportunidades y, en definitiva, al trabajo. Nuestro tema de hoy.

El trabajo como derecho está regulado en nuestra Constitución Nacional en sus artículos 14 en su versión independiente, 14 bis en protección del trabajador dependiente, su familia y su acceso a la seguridad social; en innumerables normas nacionales y provinciales dedicadas a regular y proteger la actividad laboral; en convenciones y tratados internacionales como el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; Convenios de la Organización Internacional del Trabajo y la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre que en su art. XIV establece: “Toda persona tiene derecho al trabajo en condiciones dignas y a seguir libremente su vocación, en cuanto lo permitan las oportunidades existentes de empleo.”

San Josemaría Escrivá de Balaguer, un sacerdote español que dedicó su vida a convencernos de que a través del trabajo se puede ser santo. Él decía que: “El trabajo es la vocación inicial del hombre, es una bendición de Dios, y se equivocan lamentablemente quienes lo consideran un castigo.” Esta idea de trabajo como talento puesto al servicio del otro es sin duda un paradigma de vida que nos permite encontrar un fin en el destino de cada uno.El derecho al trabajo es un derecho humano, porque es el único que permite a cada persona proveerse por sí misma de otros derechos esenciales como la salud, la educación, abastecerse de alimentos y de un techo para vivir.

Entonces ¿Por qué el ser humano trabaja? ¿Lo hace únicamente para subsistir? ¿Para obtener riqueza? ¿Para dignificarse?

Es posible, que cada uno tenga una respuesta diversa a la pregunta de ¿por qué trabaja? Aun así, es innegable que el trabajo dignifica, además de brindarnos el sustento, nos da un propósito y nos enfrenta al desafío diario de progresar, nos llena de valor y nos confirma que uno es útil, valioso y necesario.

Imagínense una vida sin esas certezas... En un mundo donde no todos pueden trabajar de lo que les gusta, o peor, en un mundo donde no todos pueden trabajar... parece ilusorio hablar de vocación... pero ¿no es algo a lo que debemos atrevernos a pensar?

Sin perjuicio de ello, al panorama actual de desempleo y subempleo, producto de una mala economía, se suma la pandemia que ha profundizado las dificultades para el acceso al trabajo. En marzo de 2020 la tasa de desempleo en el país era de 8,9% llegando al 13,1% en septiembre; para marzo de 2021 el porcentaje rondó el 11,7% con una leve mejoría.

Según las Naciones Unidas, en la primera mitad de 2020 se perdieron el equivalente a 400 millones de empleos a tiempo completo debido a la crisis del COVID-19 y se registró una caída en las horas de trabajo a nivel mundial.

Otro tema es la remuneración y los índices de pobreza. No basta con tener un trabajo, sino que el mismo debe aportar un ingreso que permita sostener a una familia. Hoy el salario mínimo en la Argentina no alcanza a cubrir las necesidades básicas. El Centro de Investigaciones y Formación de la República Argentina (Cifra) informó que para volver a los niveles de 2015 (último año en que el salario no perdió contra la inflación), el SMVM debería saltar a $35.000.

A su vez, los cambios generados por avances tecnológicos, la automatización de procesos y digitalización, nos obliga a formarnos para los nuevos desafíos, lo que requiere que tengamos una actitud flexible e innovadora.

En ese sentido y ante este fenómeno que golpeó todas las fuentes de trabajo, el mundo profesional, la administración pública y privada y los emprendedores tuvieron que adaptarse a nuevas tecnologías para salir adelante. Un ejemplo de esto es la sanción de la Ley de Teletrabajo para dar respuesta a las nuevas necesidades de la jornada laboral.

Asimismo, esta flexibilidad de la que hablamos, no es posible para todas las actividades, puesto que muchas solo pueden realizarse en la presencialidad e implican contacto físico directo como recitales, espectáculos deportivos, atención de personas, ventas ambulantes... Lamentablemente para ellas, será necesario aguardar el mejoramiento de las condiciones sanitarias o del mantenimiento de protocolos estrictos.

Entonces... volvamos a nuestra incógnita: ¿Podemos hablar de vocación?

La vocación es trabajar de lo que a uno le gusta. Vivir con pasión el día a día laboral, cosa que nos permita llevarlo no como un sacrificio, sino como placer que genera una motivación y estimulación constante.

Por supuesto, uno no encuentra fácil y rápido el trabajo alineado a su vocación (o sí, puede pasar...), pero no resulta ilusorio aspirar a ella, si la sola búsqueda motiva su hallazgo nos va engrandecer como seres humanos y va a tener una repercusión directa en la sociedad.

Como dijo Viktor Frankl “La vida nunca se vuelve insoportable por las circunstancias, sino solo por falta de significado y propósito.”Debemos pensar, que desde cada lugar que nos toca estar, podemos hacer un bien para la humanidad, cualquiera fuera el trabajo que realicemos. Nuestra labor al servicio de los demás nos ayudará a salir adelante sin duda desde lo individual y también en lo colectivo.

No podemos despedirnos sin decir que la pandemia expuso a un grupo muy especial: los trabajadores de la salud. Su labor, que suele tener este origen vocacional, ha tomado una particular relevancia en este momento, la cual debe ser valorada como ejemplo para todos. A ellos nuestro mayor reconocimiento.

Temas relacionados Juan Jenefes Opinión