En barrio El Milagro, ubicado en la localidad de Santa Clara, viven numerosas familias sobre lotes fiscales en los cuales, con lo que pudieron, sus habitantes construyeron ranchos precarios con madera, plásticos y chapas.
En medio del calor del ramal jujeño, madres jóvenes dieron su testimonio a Canal 7 de Jujuy sobre cómo es sobrellevar el día a día en la pobreza extrema.
“Esta sería mi casa. Aquí lo voy a traer a mi bebé si Dios quiere. Por ahora no puedo traer a vivir a mis pequeños porque no tengo luz y por la seguridad de mis hijos”, dice Celeste mientras da una nota en la puerta de su rancho.
Sobre su situación personal, Celeste mencionó que tiene cuatro hijos, es madre soltera y solo tiene la ayuda económica de su familia. “Lloré mucho pero trato de estar bien y sonreír. Me da bronca ver en las condiciones que estoy, cómo uno tiene que vivir”, expresó la joven madre.
A pesar de la situación que atraviesa, Celeste desea salir adelante y brindarles un mejor futuro a sus hijos. “Hace un tiempo estuve trabajando de jornalera en las plantaciones de tomate pero me pagaban $300 por 8 horas y tuve que dejarlo porque era poquito. Después otro trabajo aquí no se consigue y tampoco puedo dejar a mis nenes solos”.
Por último, Celeste dijo que por más problemas que tenga en su vida quiere demostrar que ella puede superarse. “Creo que nadie quiere tirarse abajo por los problemas. Yo quiero seguir adelante y demostrar que yo sí puedo. Sueño con tener una casa bien hecha para mis hijos”.
OTRO TESTIMONIO
Otra vecina de El Milagro también brindó su testimonio sobre cómo es vivir en ese barrio de Santa Clara.
“Es difícil porque aquí no tenemos ni agua. Tenemos que esperar al aguatero hasta que llegue al barrio”, indicó la mujer refiriéndose a la falta de agua potable en el sector.
“Antes alquilaba una vivienda pero cuando dieron este lote no vinimos con mi familia aquí. Así vivimos”, expresó la vecina y agregó que sufren mucho por las altas temperaturas que se registran en Santa Clara.
“Cuando llueve nos inundamos y cuando corre viento tenemos que salir de la casa con mis hijos porque nos da miedo”, mencionó.
Los dos relatos muestran la cruda realidad que atraviesan cientos de familias de interior de la provincia que viven en pobreza estructural y muchas veces sus voces no son escuchadas.
