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CRIMEN

Los papás de Fernando Báez Sosa, a horas del veredicto: "Nosotros ya estamos condenados a vivir con este dolor"

Este lunes el Tribunal dirá si condena o no a los rugbiers acusados por el crimen del joven en Villa Gesell.

Los padres de Fernando Báez Sosa
Los padres de Fernando Báez Sosa Infobae

Somos Jujuy por Somos Jujuy | 05-02-2023 20:30

Tres días después del asesinato de su hijo, en ese desolador desvelo que sobrellevan desde entonces, hicieron el intento. Graciela se preguntaba por qué nadie había podido ayudar a Fernando, y por primera vez buscó en el teléfono los videos que la televisión pasaba en un loop interminable y que no se había atrevido a mirar. Recuerda que eran las tres de la mañana y que le temblaban las manos.

Apenas alcanzó a abrir solo uno de los videos y tuvo que dejar de mirar la pantalla; Silvino, su esposo, tampoco pudo seguir: "Nos faltó valor, no pudimos".

Pasaron tres años y los papás de Fernando Báez Sosa (18) todavía querían saber cómo murió su hijo. Sabían que había sido atacado por una patota, el dato de su indefensión, no muchos más, y de la conmoción que provocaban esas imágenes a todo aquel que las hubiera visto. Y todo el valor que no tuvieron aquella primera vez, lo tuvieron ahora: salvo las dos audiencias en las que se habló de la autopsia, estuvieron en todas las del juicio, y allí encontraron "todas las respuestas".

"Afrontamos el valor de venir y enterarnos qué pasó esa noche: vi cómo le tendieron la emboscada, nadie podía ayudarlo, estaban preparados para atacar a Fernando como hienas salvajes, todo calculado para atrapar a su presa, que era mi hijo. Lo tenían marcado y noté que después de haberlo asesinado, disfrutaron", narra Graciela (56) a Clarín, ya instalada en Dolores a la espera del veredicto que el Tribunal dará a conocer en horas.

Será a las 13 de este lunes que los jueces María Claudia Castro, Emiliano Lázzari y Christian Rabaia dirán qué penas les corresponden a Máximo Thomsen (23), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23), Blas Cinalli (21), Ayrton Viollaz (23), y Luciano (21), Ciro (22) y Lucas Pertossi (23).

Los rugbiers de Zárate llegaron a juicio imputados por el delito de "homicidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas", que prevé la pena de prisión perpetua. Y es la misma que solicitaron los fiscales Juan Manuel Dávila y Gustavo García, y los abogados de los papás, Fernando Burlando, Fabián y Facundo Améndola, y Germán Facio. Para ellos, todos fueron coautores del crimen.

La defensa, esgrimida para los ocho acusados por el abogado Hugo Tomei pidió que sean absueltos por la "incongruencia" que, sostuvo, existe entre la acusación original y la planteada por la fiscalía al momento de pedir la pena.

Aunque, de ser condenados por el Tribunal, instó a que el hecho sea encuadrado como un "homicidio en riña", delito que prevé una pena máxima de seis años de prisión; esto le permitiría a la patota, casi de manera inmediata, acceder a un régimen de libertad condicional ya que llevan tres años con prisión preventiva.

Tomei planteó además a los magistrados que consideren las figuras de "homicidio simple con dolo eventual" (tiene una pena en expectativa de 8 a 25 años) o de "homicidio preterintencional" (de 3 a 6 años). Los rugbiers permanecen alojados en la Unidad Penal 6 de Dolores.

Graciela Sosa espera penas fuertes para los ocho jóvenes acusados de haberlo asesinado a Fernando. "Estamos con la expectativa de que se haga lo que esperamos hace tres años, lo que venimos pidiendo, perpetua para todos ellos", dice en un tono que deja percibir su desconsuelo: "Nosotros también estamos condenados a convivir con este dolor insoportable, permanente".

El 2 de enero, cuando comenzó el debate, los Báez Sosa no dudaron y desde la primera jornada se ubicaron detrás de sus abogados; la pantalla de 55 pulgadas instalada a la derecha del estrado, les quedó de frente. Un día después comenzaron a declarar los amigos de Fernando y a cada uno los fiscales les pidió que se ubicara en la escena del crimen, señalándose en un video, el que grabó Lucas Pertossi.

Ahí, Graciela lo vio a Fernando por primera vez en la pantalla. El chico está de espaldas, no se ve, pero se sabe que tomaba un palito helado de uva. Se oyen gritos y en segundos, su hijo ya está en el piso, aturdido, de rodillas. "El levanta lamano, como pidiendo piedad, mientras los otros le seguían dando", recuerda la imagen que en cada audiencia se analizó. La vio a veces observando la pantalla, a veces a los rugbiers.

"Los vi sonreír: todo estaba fuera de lugar. Los miré, sí, pero traté de no hacerlo. Traté de esquivar un poco porque se perfectamente que la vida de mi hijo terminó en sus manos. No tienen perdón". Desde donde ellos estaban ubicados en la sala, a los rugbiers los tuvieron a no más de cuatro metros de distancia. Los acusados, rodeados siempre por una docena de agentes penitenciarios.

Silvino (49) cuenta que su médico le preguntó qué hacía ahí en las audiencias, que era mejor que saliera. "Yo le digo que no, que está bien, pero que quiero saber qué le pasó a Fernando", le cuenta a Clarín. "Lo estamos haciendo por él", asegura.

Después de los alegatos los papás de Fernando regresaron a su casa en Buenos Aires. "Siento mucha paz estando en mi casa -cuenta Graciela-, quiero estar por lo menos entre las cosas de mi hijo, todas intactas sus cosas, las beso, a veces agarro su ropa... De a poco, voy aprendiendo a convivir con este dolor".

Ahora, de regreso, en este cálido pueblo bonaerense, Graciela y Silvino aguardan "concentradísimos la sentencia de mañana". Habrá un operativo especial que comenzará a las 6 y permanecerá hasta tanto no se despeje la zona. Hasta ahora solo había estado vallada de esquina a esquina la cuadra de la avenida Belgrano donde se encuentra el Palacio de Tribunales; ahora el corte abarcará seis manzanas.

-¿Pensaron con Silvino en el día después del juicio?

-¿Qué será el día de mañana? La verdad, no tenemos nada pensado. Seguramente algo encontraremos para seguir con nuestra vida. Queremos hacer nuestro duelo. Ahora solo esperamos que la Justicia le de a Fernando la oportunidad que los asesinos no le dieron.

Fuente: Clarín